Manteniendo las distancias

sábado, 12 de septiembre de 2009


Los cambios permanecen como lo único estable en mi vida. Me da miedo moverme, cada vez que tengo el impulso, todo sale mal, la gente llora y grita a mi alrededor, mi vida se complica y yo me veo impelido a intentar justificar los errores de otros. No es que yo no cometa errores, es que estoy dispuesto a asumir las consecuencias, así que no le voy llorando a otros. Culpar a cualquiera de nuestra propia cobardía parece tremendamente terapéutico.
Echaba de menos las olas, el olor, el rugido, echaba de menos demasiadas cosas. Como un hombre de arena me planté en la orilla, frente a mi el mar rompía y lamía mis pies que poco a poco se fueron erosionando. Cuando ya no quedó nada del hombre de arena, cuando no fuí mas que un montículo de arena lleno de testosterona me dejé llevar, y resulta que llegué a un sitio que no me esperaba. Casi no recuerdo la última vez que llegué a casa de mi abuela, borracho, sin ropa interior, un tanga enrollado al cuello, una botella de ron casi vacía en una mano y una cámara de video llena de deshinibición sexual en la otra. Es mentira, lo recuerdo perfectamente, pero sería menos retórico admitirlo en la primera frase. Mi vida es más desordenada si cabe, me relaciono menos con todo el mundo, casi no tengo contacto con mi familia, y en realidad no hago nada, ni me muevo de mi principado para evitar cagarla más. Es lo normal... La vida me persigue, no puedes vivir como yo lo he hecho todo este tiempo y después retirarte sin más, es lo que tiene, nadie te cree. Yo casi me lo creí esta vez, lástima, será cuestión de volver a la buena música, el alcohol y las no relaciones esporádicas. Me encantaría ver las cosas de otro color ahora mismo, pero la verdad es que este puto dolor de cabeza, y el enfado que no se me pasa nunca no me dejan pensar con claridad, ahora mismo me debato entre acostarme y esperar que pasen las horas sin mas, o coger el coche y tirarme a la calle a dar vueltas a lo tonto. Por lo menos podría sentirme culpable por todo lo que ha pasado no? Una persona no hace mucho me dijo con lágrimas en los ojos: "Yo te quiero a ti, pero es que tú a mí..." dejó la frase así, sin acabar, porque o bien vió en mi cara que no me sentía culpable en absoluto o porque quería darme tiempo a admitir algo que no es cierto ni sentía. Se quedó esperando. Antes, estas cosas me afectaban más, ahora ya se han convertido en una parte de mi vida que he de aceptar, es como haber nacido con algún tipo de malformación, todo el mundo sabe lo que tengo, yo no lo oculto, pero no por ello dejan de quererme, cuando lo sensato es dejarme sólo...

Volver a la calle

lunes, 18 de mayo de 2009


Hace dos días dormí en la parte de atrás de una camioneta, como en los viejos tiempos, como en los tiempos en que todo valía, los tiempos del todo a una carta. Es un lujo relativo el poder dormir bajo el techo que sea cuando tantas veces he dormido a la intemperie en mi vida reciente. Un náufrago no puede elegir el puerto al que llega, y un vagabundo (mi caso) rara vez puede elegir debajo de que puente duerme. Metido en mi viejo saco que huele a tiempos mejores, acurrucado a solas con mi cabeza y aferrado a una mochila en la que llevo todas mis pertenencias otra vez. Echaba de menos esta sensación. Como siempre en estas circunstancias, tuve un sueño inquieto, desperté muchas veces, comprobé que no me habían robado nada y que nadie más grande y peludo que yo me abrazaba por detrás. Cada vez que despertaba comprobaba donde se encontraba la luna, que era grande e iluminaba mucho, el reloj mas grande y exclusivo que podré tener jamás. Antes era feliz simplemente sabiendo que iba a dormir por ahí, que tenía un buen saco para pasar la noche, que posiblemente no iba a llover y que quizá podría comer algo caliente a la mañana siguiente. Hoy me doy cuenta que esos eran los buenos tiempos, que hoy, he perdido muchas cosas que ya jamás recuperaré y que va a ser difícil superar el listón que mi memoria ha puesto tan alto. Ojalá hubiera estado más atento a los buenos tiempos para no perdérmelos, para estar menos borracho, para no meterme en tantas peleas y querer más a los que me querían. Preguntadme si cambiaría algo de todo lo que ha cambiado, si daría marcha atrás en todas esas elecciones equivocadas, si he perdido más de lo que he ganado. Es difícil pensar en esos terminos, sobre todo porque me encanta como estoy ahora y en lo que estos años me han convertido. La separación de la que fué mi vida, me ha servido para diferenciarme, para tomar unos metros de ventaja respecto a esta vida que corría más rápido que yo, para recordar quién soy y donde quiero estar. Lo jodido es que lo estoy consiguiendo y ahora siento algo de vertigo.
Tuve un sueño inquieto, amargo, plagado de desasosiego y triste, infinitamente triste. Conducía mi coche por una carretera llena de curvas, bajo la lluvia. Dentro, toda mi familia. Mi Madre, mi Hermana y mi Padre. Ellas gritaban por la manera en que cogía las curvas, preocupadas por que me hiciera daño, asustadas. Yo por mi parte, conducía como un loco para lograr que mi padre me dijera algo, pero el permanecía impasible y ajeno a todo. No hay que ser un genio para saber que es lo que esto quiere decir de mi mismo y de mi momento actual. Mi Madre y mi Hermana siguen gritándome todo el rato, son las únicas a las que se lo permito, las únicas que se preocupan por el pirado, y sabe Dios que les doy motivos de sobra. Cada vez que hablo con mi madre me veo impelido a pedirle perdón por la infancia y adolescencia tan jodida que tuve, por ser como siempre he sido, demasiado difícil. Lo que me perturba es que ella no le da importancia, y hasta me da la sensación de que se lo pasó bien, de que esta satisfecha con el resultado y que le ha valido la pena. Es cierto, si yo soy un pirado, un cabrón y un maldito disfuncional, teníais que haberla conocido a ella, ella me enseñó lo que realmente importa, y sobre todo qué cosas son correctas. Claro, ella me lo enseñó, es asunto mío el que siempre haga lo contrario no?

La reina de la Hadas tiene las tetas pequeñas

viernes, 20 de marzo de 2009


Soñé que podía dejar de soñar, que por un momento perfecto, todo encajaba, que todo estaba en su lugar y momento ideal. Soñé que en ese precioso instante perfecto, yo podía detenerlo todo por siempre, escapando al yugo inexorable que me ciñe con cadenas de aire y tiempo, al cambio, a la transitoriedad, al olvido... Aún retengo en parte ese momento en mi interior, lo atesoro y vivo en él todo lo que puedo, saliendo sólo para hacer mis necesidades más mundanas, en la moqueta de vuestras grises vidas.
Hoy he conocido a la reina Mab, diminuta como el suspiro por una traición merecida, dulce como un beso de buenas noches después de una infidelidad, hermosa como la mujer del prójimo y triste como una carta de amor nunca enviada olvidada en un cajón, junto a botones sin pantalón y condones caducados. Me besa en la boca, y se retira al interior de mi oído. Susurra inquietantes palabras y ríe con voz cantarina con la única intención de perturbarme en los momentos menos adecuados. La oigo reirse dentro de mi cabeza, me dice que me quiere ver encerrado en una habitación de paredes acolchadas y yo sé que lo dice en serio pero solo a medias, porque lo que quiere en realidad es estar encerrada conmigo para siempre. Ya no la quiero y sin embargo a veces me equivoco y la llamo a gritos en la noche. No es nada que me preocupe a estas alturas, estoy dispuesto a vivir con ello. Sólo quiero ser un poco cabrón, porque se me da bien, seguir vivo y hacer lo que me gusta para siempre. Es mucho pedir? Hoy estoy un poco borracho, como hace tiempo que no lo estaba, con pocas o ningunas ganas de andarme con hostias y para variar desbordando ese tipo de creatividad malsana que sólo en estos momentos me asalta. Mi momento perfecto se estira hasta el infinito, me llama para que me pierda en el una vez más, intento sujetarlo por sus extremos para que no se me escape otra vez. Cachondo, borracho y sólo como siempre, me extingo, me dejo ir, hoy me dejo llevar por el silencio de la noche sin sueños, porque ya estoy cansado de despertar al frío de la mañana más cachondo aún, con resaca y en una cama pequeña que es demasiado grande...

7º de deriva, mundos paralelos y distancia infinita

jueves, 12 de marzo de 2009


Algo casi imperceptible, si no lo piensas con detenimiento, si no usas una medida muy precisa para apreciarlo, tan sólo siete grados. Suficiente sin embargo para marcar toda una vida, para alejarte de todo lo que conoces y crees amar, para que tu destino adquiera otro rumbo, una velocidad que nunca imaginaste y un fin que en nada tiene que ver con lo que en un principio te habías marcado.
Viajo en un avión en el que todas las azafatas están entradas en años, supongo que es lo que acaba pasando siempre, solo que no lo había pensado jamás, las azafatas también envejecen, y cuando lo hacen donde van a parar? Correcto, a este avión en el que me encuentro. Me resulta muy extraño ver esas caras artificialmente aniñadas a base de sutil maquillaje y coletas altas, esos modales de adolescente concentradas en una tarea perfectamente prescindible y ese mohín de hastío mal disimulado tras una sonrisa más falsa que una moneda con la cara de Mickey Mouse que rece "recuerdo de Disneyworld". Me fijo en sus arrugas, me obsesiono con ellas, pienso en los miles de kilómetros que han visto pasar y el poco mundo que han visto realmente. Lo mucho que han volado, lo que se han arrastrado por sábanas de hotel, lo que han sido tocadas por cientos de manos de decenas de países diferentes, las rodillas enrojecidas y eterno sabor a sexo sucio, rápido y desechable en la boca. Las adoro. Y por que no? Es una manera tan buena como otra cualquiera de pasar la vida, de soportar el discurrir del tiempo y no pensar demasiado en si marcarás o no una diferencia a tu paso por el mundo. Me entran ganas de mear y me voy al servicio, como es habitual, justo cuando estoy de pie, los pantalones a medio muslo y a punto de empezar, un vuelo perfectamente tranquilo se convierte en una absurda sucesión de turbulencias. "Sres. pasajeros, estamos pasando una zona de turbulencias, les rogamos vuelvan a sus asientos y abrochense los cinturones de seguridad" tarde, ya he empezado, podían haber pedido que volviera atrás en el tiempo y que me casara con María Magdalena y sería tan incapaz como soy ahora de "regresar a mi asiento". Una turbulencia particularmente divertida me hace perder el equilibrio, me doy un fuerte golpe en la cara, noto el sabor a sangre en la boca. Me sujeto como puedo y pasados unos segundos una azafata pregunta si me encuentro bien. No espera respuesta y abre desde fuera, a pesar del pestillo echado. me giro con sangre en el labio, el rabo aún afuera. Hace pocas horas estaba follando como un maníaco, así que la tengo gorda y grande, colgando amenazadora como siempre que acabo de follar. Ella me mira la boca y la gota de sangre que se escurre entre mis labios, lentamente, su mirada cae bajo el efecto de la gravedad, sus ojos descienden hasta mi verga y la mira de hito en hito. Carraspeo y cuando su atención vuelve a mi cara, sonrío con la que pretendo sea una sonrisa conciliadora y tranquilizante, se queda a la mitad y mi media sonrisa inevitable aflora, mostrando mis afilados colmillos y mis pocas ganas de parecer inofensivo. Todos somos lo mismo, no importa en que postura orines, ni la materia moral que crees conforma tu carácter y principios, todo se reduce a sexo. El sexo es el cero y el infinito al que todos tendemos de un modo u otro. Sexo en exceso, carencia de sexo, abstinencia en todas sus variantes posibles, sexo circunstancial, o sexo a regañadientes. Sexo condicionado por el entorno, tu propia capacidad de mostrarte atractivo, tu carisma o ya llegados al extremo, por el peso de tu cartera, que de todo ha de haber. No puedo evitar jugar el resto del vuelo con mi voyeur accidental. La busco con la mirada continuamente y la verdad presiento que es lo que ha pasado. Al sonreirle del modo que lo hice con el rabo en la mano, los pantalones bajados y mi cara de idiota/cabrón con sobredosis de pelis de serie B, he dejado una impronta en su memoria. Cuento con ello y viendo sus reacciones parece que no me equivoco. Cada vez que nuestras miradas se cruzan, reproduzco la misma sonrisa, cada vez que sonrío de ese modo, ella se sonroja como una colegiala. Para ella esa sonrisa quiere decir "tengo una polla enorme y te follaría sin pensármelo dos veces". Disfruto del viaje como nunca, me encanta esta sensación. Aúna mi necesidad de control sexual sobre mi pareja, con mi adicción por el sexo en lugares públicos. Al llegar a Barcelona, he de quedarme a dormir en casa de la China, mi China que se alegra muchísimo de verme de nuevo y que me hace más llevadero mi regreso a la ciudad. Me duermo dentro de su boca mientras pienso en mi azafata entrada en años. Sé que a la China no le importa, ella me comprende, y tiene un novio para cubrir sus necesidades emocionales, yo sólo cubro las físicas, yo no soy importante...

Réquiem

miércoles, 21 de enero de 2009


Como quisiera volver a soñar, aunque sólo fuera por una vez más. Cuando fué la última vez que viste llover de verdad? Sentado a solas en mi cuarto, miro a través de las ventanas y veo el agua que resbala por los cristales y más allá, sólo oscuridad y frío que hiela el alma. Recuerdo las mujeres que han pasado últimamente por mi vida, especialmente a una. Hoy varias personas me conocen por el mote que ella me puso, pero no saben realmente por qué lo llevo. El oso. No soy particularmente grande ni peludo, es algo que tiene que ver con mi actitud vital, algo que tiene que ver con ser omnívoro, copular hembras y ser violentamente territorial. Estuvo bastante acertada, por lo menos en eso. Por algún motivo que en este momento paso de analizar, sonrío al pensar en ello.
Como un gigantesco Buda pagado de sí mismo, me siento en mi montaña satisfecho a esperar acontecimientos, observando tras un gesto imperturbable el ir y venir de las personas que pasan ante mis ojos como fuegos artificiales fantásticos que brillan por segundos antes de apagarse para siempre. Hoy recibí un mensaje donde unos conocidos me contaban que su hijo, un recién nacido, había muerto. Dolor, impotencia, sensación de fútil esfuerzo y de taimada victoria de la muerte sobre la vida en su forma más inocente. Sigo siendo el perro vagabundo que necesita caricias y palos en el lomo a partes iguales, sigo necesitando unas respuestas que sé que jamás voy a encontrar, sigo buscando, aunque ya no sé ni lo que he perdido. Hoy el día es una mierda, hoy la noche es más oscura, hoy queda menos esperanza en el mundo...

Ravel y las manos ociosas

lunes, 12 de enero de 2009


Dicen que Ravel escribió su bolero siguiendo el ritmo con el que se masturbaba, lo comprendo perfectamente, yo hubiera hecho lo mismo joder. Aún así se me plantean dos preguntas:
La primera, cómo llegó alguien a enterarse de eso suponiendo que sea cierto? Acaso tenía un biógrafo al lado suyo todo el día con el consiguiente riesgo a salir salpicado?
La segunda pregunta que me hago es, escucho la suficiente música clásica?
Las manos ociosas son el juguete del diablo... El diablo se sienta de copiloto a mi lado en el coche, trastea con mis cd's un rato y pone uno a todo volumen, empezamos mal, suena Airbourne. Es en estas ocasiones que siempre echo de menos no ser uno de esos gilipollas new age que escuchan el canto de la ballenas, el apareamiento de los monos subnormales de borneo y los putos árboles mientras llueve en la selva amazónica. Antes de empezar a entrar en razón, ya voy a 160 por curvas de montaña traicioneras y heladas, el símil con mi propia vida es demasiado evidente, y sonrío. No es una sonrisa agradable, es mi rictus de loco para supervivencia en situaciones incómodas. Lo tengo muy bien ensayado, he tenido ocasiones de sobra para practicar. Como se llama a esa sensación que te asalta cuando entras en una curva demasiado rápido, sientes que el coche se desliza a duras penas sujeto por el vestigio del asfalto que aún toca tus neumáticos, y sabes que eres demasiado idiota para levantar el pie del acelerador, mientras notas una incipiente erección y no te puedes quitar de la cabeza la última mamada que te hicieron? Tiene nombre esa sensación? Debería tenerlo.
Dios ama a los imbéciles, de eso estoy seguro, nos ama. Cuando todo parece perdido irremisiblemente, pone en mi camino un todo terreno negro que va a paso de desfile del día del orgullo gay resbalando en la vaselina y cambia la música que suena por algo de Stevie Wonder, si no me equivoco Higher Ground, la música que puso Dios el séptimo día. Tengo que frenar. Podría adelantar en cualquier momento pero no lo hago, esta es la señal que buscaba hoy, es la manera que tiene el Señor de decirme: "Isra, gilipollas, afloja un poco o te voy a mandar a tomar por culo de una manera tan jodida que van a tener que reconocer tu cadáver por los pelos de los cojones que te saquen del culo..." Soy de naturaleza obediente y temeroso con las señales y revelaciones del mas allá, así que me dejo ir y disfruto del lento paseo de regreso a mi principado.
Acabo de llegar y he buscado en la wikipedia la biografía de Ravel, de donde saco esto:
"Reconocido como maestro de la orquestación y por ser un meticuloso artesano, cultivando la perfección formal sin dejar de ser al mismo tiempo profundamente humano y expresivo, Ravel sobresalió por revelar «los juegos más sutiles de la inteligencia y las efusiones más ocultas del corazón» (Le Robert)." Es cierto, se pajeaba mientras componía, por algún motivo no dejo de reir...

La fiesta de los pomelos

miércoles, 7 de enero de 2009


Feroces rayos de sol me despiertan sin piedad, no se que hice ayer, llevo dias perdido. Asaltan mi memoria imágenes salvajes de una navidad repleta de mujeres desnudas, lágrimas ajenas, fotografías a escondidas, alcohol y comida basura. Hoy debería estar nevando. Me pongo en marcha, en el río me lavo la cara, el agua helada me devuelve a la vida, respiro fuerte y escucho. Viento frío entre los árboles, algún pájaro despistado y ocasionalmente algún coche que pasa a lo lejos. Silencio dentro de mi cabeza por primera vez en mucho tiempo. Las imágenes se esfuman, las voces cesan. Sé que mi coche ha de andar cerca de aquí, en algún lugar. Siempre quise tener mi propio coche para poner sólo la música que a mi me gusta. La navidad termina, en mi religión, hoy se celebra el milagro de las cervezas, la vaselina y los pomelos. Con esta idea en mente voy una tiendita del pueblo y compro muchísimos pomelos, un cuchillo pequeño, vasos plásticos, hielo y ron. Quería comprar una de esas cosas que sirven para exprimir, pero la resaca y mi estupidez habitual confabulan en mi contra y ganan, no soy capaz de recordar como se llaman esos chismes. La señora que atiende me mira ligeramente inquieta cuando le pido un... y me quedo con expresión vacía mirando la nada durante un rato sin decir nada. Desiste del puto exprimidor, se van a dar cuenta, huelen el miedo, dice una voz dentro de mi cabeza, benditas voces. Entro al coche, está cubierto de una capa de hielo y es imposible conducir así. Hay una chica medio desnuda dentro, no recuerdo para nada su nombre. La despierto con el desayuno preparado, pone una cara muy rara al ver la mezcla y sale fuera a vomitar desnuda. Disfruto del espectáculo, se que es enfermizo, pero me pone ver a la chica al frío de la mañana desnuda. Cuando termina, lo hacemos una vez mas (sin besos por favor, no estropees la magia cariño) y la llevo a su casa donde le espera una preocupada familia que preferirán no hacer preguntas. Conduzco sin rumbo fijo, sin nada que atropellar, sin pensamientos inquietantes, sin conejos blancos ni chicas caimán por ningún lado. Por los altavoces suena "Wish You Were Here", canto en voz alta, pero no pienso en nadie en concreto así que todo está bien por ahora...

La chica caimán, sueños del pirado y mi jodido árbol de navidad

lunes, 8 de diciembre de 2008



Llevo varios días congelado. Demasiados acontecimientos que se solapaban, saturándome de imágenes confusas y terroríficas. He roto muchas cosas que estaban a medio romper, porque siempre me gusta el sonido del cristal al romperse, aunque luego me corte los pies descalzos. Porque, para mi, es importante ser yo el que pierde, y no que me gane nadie, una diferencia de importancia capital si vives el tipo de vida que yo. Demasiado tiempo también sin escribir, dejándolo todo en la bandeja de entrada de mi cabeza, ahora la montaña de papeleo cerebral atrasado amenaza con engullirme. Tenía un montón de notas inconexas y bocetos desperdigados por todo mi principado, entre ropa sucia y botellas vacías, prueba irrefutable del momento de caos en que he vivido estos días. Pero ahora todo ha cambiado, sé lo que quiero, sé cómo conseguirlo, tengo determinación de sobra y nada en absoluto que perder. En mi letargo helado, soñé varias veces. Una de ellas con una chica caimán que quería devorarme debajo del agua, recuerdo que la abracé y la atraje hacia mí, si tardo un minuto más, me la follo. Se asustó muchísimo y me echó del sueño antes de que esto sucediera, tiene que ser jodido ser una pesadilla que despierta la lascivia de un pirado en vez del terror. En sueños las cosas siempre parecen menos horribles, puedes enfrentarte a situaciones terribles tal y como siempre quisiste hacer, puedes decirle las cosas que nunca pudiste a las personas que ya no estan con nosotros... La realidad siempre es una puta, una de las peores, de esas putas aficionadas que no comercian con su cuerpo, sino que se regalan al que menos se lo merece sólo por joderte. Como digo, la realidad es mucho peor siempre. Ella estaba en la cama, dormida, su cara justo enfrente de la mia a escasos centímetros. Quedé paralizado observándola, ella se limitó a sonreir en su sueño satisfecho. Me mostró una larga hilera de dientes amarillentos, afilados y prestos a cortar y masticar mi carne cruzada de cicatrices y caricias mentirosas. Hasta mi llegó su aliento a cariño cadáver a medio devorar, a burdos intentos de manipular y embustes poco piadosos. Lentamente me levanté de la cama escurriéndome de su abrazo fatal, si tan sólo pudiera llegar hasta el armario donde guardo las armas... Piso algo. Supongo que es mi conciencia que dormita golpeada y violada en el suelo de mi habitación, que de repente se despierta aullando. Todo es muy confuso a partir de aqui, sólo se que jamás logré despertar del todo, hay un guiño en mi mirada de loco triste que reservo siempre, incluso durante la vigilia, para mantenerme a distancia suficiente de la realidad. Una gota de cordura en un océano de desvaríos en la mente de un enfermo enamorado de su enfermedad. Estoy atado a una cama que no es la mía, no tengo nada de piel, y mis músculos expuestos me recuerdan a esas láminas tan pulcras que nos mostraban en los colegios y que a mi me horrorizaban. Siempre supe que las personas, a grandes rasgos, eran así por dentro, que yo mismo portaba una calavera en mi interior que me aterraba y de la que no me podia alejar nunca. Con el tiempo, he visto demasiados cuerpos troceados de las mas diversas maneras y ya no me impresiona tanto, pero me sigue inquietando, y siempre me reconozco en cada calavera que veo. Decenas de chicas desnudas lamen mi sangre salada deleitándose con el sabor a mar y a vida que derramo sobre las sábanas teñidas de escarlata. Reconozco todas sus caras, pero he olvidado sus nombres. Dejo que lo hagan sin chistar, yo disfruto con esto y ellas van a reventar mucho antes que yo. Mi sangre no la soporta cualquiera y tengo de sobra de donde la han sacado. Todo termina y yo me levanto regenerado y desnudo en plena noche. Mi Tokkaebi está contento porque vuelve a serme útil, y calienta mi cuerpo prisionero como está en mi. Desde mi balcón puedo ver mis árboles de navidad, cubiertos con las luces de las farolas y con la nieve que cae sobre el mundo. Tengo todo un puto jardín de árboles de navidad, porque no sé de medias tintas, y yo voy a por todas, siempre. Mis árboles son de verdad, y paso de la mierda de nieve en aerosol con la que nos intoxican las tiendas en estas fechas. Árboles de verdad, nieve de verdad y un frío cabrón que corta la respiración del que no esté acostumbrado como yo. Queréis blancas navidades? Os gustan las postales que os venden en el puto Corte Inglés? Muy bien, pero alejaos de mi montaña, esta es mi nieve, mis árboles y mis cuadernos malditos llenos de garabatos.
Si has leido esto y piensas que tal vez eres tú la chica caimán, que has valido el esfuerzo de este rato que he estado escribiendo, puede que estés en lo cierto y lo seas. Pero no te sientas mal, no estás sola. La chica caimán sois muchas sin nada particular salvo, quizá, la atención que en su momento os presté. Vivís en la ilusion de que sois cazadoras, y en realidad sois la presa asustada que se sortean los verdaderos depredadores...

Feliz navidad, cabrones

miércoles, 3 de diciembre de 2008


-3º de temperatura a mi vera, llevo una camiseta blanca que tiene dibujada una señal de prohibido tachando un corazón y me hace gracia. Es como una de esas ironías que a pesar de joderte, te hacen sonreír por lo apropiadas. Tómate el chocolate y calla. Habla mi conciencia, que es Clara y me cuida bien. Asisto como espectador a la vida, que transcurre entre ilusiones y desengaños, entre tímidos besos de portal y folladas salvajes en el capó del coche iluminados por las farolas y los coches que pasan lentamente observando lo que ellos no se atreven a hacer. No estoy borracho, al menos no lo suficiente, y sin embargo lo percibo todo distorsionado, como cuando ves el bar a través del fondo del vaso. Me lo llenas de nuevo? No, sin agua, los peces follan en el agua. Doy tumbos por las calles heladas, esto es literalmente cierto. Yo nací en el trópico, para mi es jodidamente asombroso encontrar nieve por la calle. Me abrigo hasta donde me puedo abrigar, y a veces caliento lo que tengo por dentro, pero hoy no. El frío es bueno para pensar,y buena falta que me hace. Cargo a todos lados mi cartera llena de bocetos e ideas inconexas a medio escribir en cualquier trozo de papel. Un amigo decia que siempre llevo papel y lapiz para apuntar los teléfonos, puede que gracias a eso se despertara en mi la inquietud por el dibujo, porque muchos teléfonos no conseguí la verdad. Os acordáis de la faena que era que antes te dejaran un teléfono y te dijeran "llámame". No te decidías a llamar jamás, entre otras cosas por el riesgo de que te saliera un padre con voz de "tú tambien te quieres follar a mi hija, verdad cabrón?" Hoy las cosas son muy diferentes, pero el caso es que aun sigo cargando siempre el papel y el lapiz.
Me tumbo en mi habitación y ardo, ya no existe el frío, lo destierro para siempre. Envío latidos rojos y enloquecidos de calor que pulsan a través de las paredes, escucho el crepitar de las llamas, experimento la caída una vez más, porque es lo único que me llena.
A través de las persianas chamuscadas, llega hasta mi la mañana, llevo conmigo una parte del sol que las nubes ocultan en la montaña. Escondo mis colores preferidos en una maleta debajo de la cama para que no se me pierdan, y sé que no quiero estar sólo. En un rato saldré de nuevo a la montaña, hoy quiero caminar por la nieve hasta sentir los pies mojados, sentarme en un tronco y dejar pasar el resto del día sin más. Hoy quiero descongelar toda la puta montaña y que el torrente que provoque ahogue todas mis preocupaciones. Tómate el puto chocolate de una vez Isra...

canciones en francia

domingo, 30 de noviembre de 2008


Hoy me he levantado tarde, he cogido un autobús y no lo he dejado hasta salir del país. Tenía todo el tiempo del mundo y ningunas ganas de quedarme en casa. A mi lado iba sentado un chaval negro que apenas hablaba mi idioma. Tiene gracia, su conversación resultaba mucho más interesante que la de la mayoría de las personas que lo hablan correctamente. Es lo que tiene tener que pensar cada cosa que dices, que dices menos estupideces. Me contó cosas de los trabajos que hacía aqui, del lugar del que provenía, de su notable carencia de papeles. Al final desayunamos juntos un café atroz y un par de bocadillos con sabor a plástico que pagué yo en Toulouse. Allí se separaron nuestros caminos, el se iba a vivir en un piso patera y a buscar trabajo de albañil, mientras yo buscaba un agujero para tirarme a dibujar. Lo encuentro en un parque debajo de unas tiendas que estaban montadas, supongo que para alguna clase de exposición. Los guardas me dejan tranquilo, porque aqui hay poco que guardar y tengo aspecto de vagabundo, lo que me conviene enormemente. Al rato de estar dibujando y sacando todas esas cosas que me vienen a la cabeza, pasan dos chicas, colegialas francesas rubias y medio locas. Entre risitas me señalan y cuchichean algo. No puedo evitar que se me dibuje mi media sonrisa de cabron que me apresuro a borrar, no es buena idea hoy. Aún tengo recientes heridas que sangran si las descuido. Salgo huyendo y me vuelve a la memoria esa cancion que le escribí en mi cabeza y que sólo canté una vez en mi coche de vuelta
"Le digo que no venga, que no quiero verla. Al alba no se viste para huir de mi cama al frio solitario de la mañana sin su olor. Y me pide que siga, que el dolor aun no es suficiente para mi, antes de darme cuenta, ya me he quedado solo de nuevo, justo cuando empezaba a disfrutar. La última imagen que de ella retengo es su culo bailando al son de los adoquines de la estacion donde nos despedimos, porque yo como todos, tambien le miraba el culo..."
En mi cabeza todo sigue más o menos igual, huesos que apenas sostienen mis ideas depravadas, un cementerio de grises piedras al fondo, plumas negras que caen al barro y el viento entre pinos de corteza quemada. Si esto no es la felicidad, no se que puede serlo...

Por que correr?

viernes, 28 de noviembre de 2008



Salgo a correr, gofio en el estómago y mariposas en la cabeza. No hace mal dia, un poco de sol asoma tímido y tenemos 4º. Odio esto, pero me hago viejo, y supongo que es mi manera de sentirme fiel a mi mismo, no puedo abandonarme sin mas al paso de los años. Por qué correr? No tiene ningun sentido, te sientes desfallecer, te duelen las articulaciones, te matan los tirones y las agujetas y encima no logras huir del todo de ninguna cosa... No tiene ningun estilo, no es un deporte hermoso y carece de elegancia. Apenas si soy capaz de alcanzar los ocho kilómetros que me he propuesto al salir, y llego con la lengua fuera y el firme propósito de jamás volver a correr en mi vida, así me vaya la vida en ello.
Ahora me encuentro en la balsa en medio del lago, tengo el neopreno medio abierto, y el aire frío corta la piel de mi pecho. Entre las nubes se cuelan rayos de sol que me ciegan ocasionalmente. Giro la cabeza a uno y otro lado. Veo el fantasma de Barbie junto a mi, aun la puedo notar el pasado verano abrazandome con sus brazos y piernas, hablandome cara a cara dentro del agua, casi huelo el aroma de su aliento, y recuerdo el tacto de su piel desnuda. Me duele recordar esto, giro mi cabeza para no verla mas. Al otro lado esta Nancy, su increible suavidad, su culo perfecto y su sonrisa de anuncio de dentífrico. El lugar es el mismo pero cambia la mujer. A ella no le gustaban demasiado los abrazos, y solo se te acercaba para follar. Era un "tómame ahora mismo" o nada. Me levanto perezoso de entre los dos fantasmas de mis terribles musas perdidas, para no despertarlas paso de puntillas entre sus hermosos cuerpos desnudos. Me miro a mi mismo y me doy cuenta de la enorme suerte que tengo siempre con las mujeres. Soy el tio mas feo y desagradable que conozco, con una holgada diferencia, sin embargo siempre estoy rodeado de mujeres espectaculares, como tambien son espectaculares las hostias que por su culpa me doy, es lógico. A mayor gloria, mas sufrimiento.
Llego al borde de la balsa, mantengo el equilibrio, el agua está helada y turbia como sólo puede estar en un lago de montaña. Cierro mi neopreno y miro al frente, la veo a ella paseando por la orilla, se que no me espera a mi en absoluto pero tampoco tengo otro lugar al que dirijirme. No me lo pienso más, cuando me vengo a dar cuenta estoy ya por el aire y acto seguido ya me encuentro bajo el agua. Me dejo deslizar un rato, cuando pierdo velocidad, doy la primera brazada y estoy en la superficie. Nadar es para mi como un amigo cabrón, que te ha jodido mucho pero al que siempre recurres. Avanzo estirandome todo lo que puedo, sintiendo como me deslizo por encima del agua, forzando al agua fria a colarse debajo del traje, es un engorro el neopreno, no me deja sentir lo que me rodea, pero sin el no seria posible meterse al lago hoy. Reconozco las sensaciones, el sonido, el frio, la soledad, las imagenes distorsionadas al frente. Nadar es poesía, nada que ver con el resto de deportes, es la soledad pura, es vivir el presente y no tener nada mas que la proxima bocanada de aire en mente. Como me pasa siempre, me encierro en una situacion paradójica, de la que no puedo escapar por mis propios medios. Este es mi particular bucle de Boyd, en el que me persigo a mi mismo, y donde yo soy mi unico enemigo. Floto entre dos aguas, me hundo lentamente y me parece cojonudo...

Caricias que hielan el alma

jueves, 27 de noviembre de 2008


Que coño, todo el mundo sabe que nada me duele. Tengo la puta espalda marcada de latigazos que cruzan mi carne como un sinuoso mapa de todos y cada uno de mis pecados inconfesos y aún me sobra espacio para recibir más. El desviado que siempre esta dispuesto a ver con cara de imbécil cómo la vida se abre de piernas para otros mientras se rie de mi y me da la espalda. Para algunos el tren pasa de largo, para mi, no es suficiente, por lo general a mi el jodido tren me arrolla, me despedaza, esparce mis trozos y acabo comido por los perros y los conejos blancos que se disputan lo que de mí sacan entre las vias. Venga joder, esto es lo mejor que sabeis hacer? No hay nada mas que tirarme? Las musas se miran entre ellas y se rien, saben que estoy perdido, pero les hace tanta gracia el puto pirado en su montaña, en su cabaña hecha de sujetadores y mierda humana. Me tienen atado y desnudo, se divierten haciendo cortes en mi piel y yo las animo, me encanta que hagan eso, disfruto mas que ellas y eso las excita muchisimo. El problema es cuando entran en mi pecho, agarran mi corazon entre sus dedos y me hacen gritar. Me hacen suplicar y les digo entre alaridos, que aun puedo aprender, que me dejen en paz, que tengo algo que ofrecer. Cuando acaban y se marchan, no soy mas que un bulto tirado en la nieve, congelado hasta el alma y que sin embargo aun se mueve.
Cada noche justo antes de dormirme, pienso en la muerte, y en voz alta digo "joder!" me aterroriza, no la muerte en si misma, no es el sufrimiento y el dolor del trance, sino el hecho de permanecer muerto, de no ser nunca mas. Vaya estupidez no? Sólo en contadas ocasiones duermo tranquilo y del tirón toda la noche, últimamente pocas la verdad. Se donde puede desembocar esto, al fin y al cabo por mucho que me joda, siempre me enfrento a mis miedos. Vosotros lo sabeis verdad? Pero hoy no, hoy estoy demasiado cansado y me duele mucho el corazón de reserva como para tomarme en serio. Únicamente quiero acostarme en pelotas en mi rincon de la cama, sólo en esta puta montaña que me devora entre su nieve y su hielo con su enormidad amenazante, decir "joder!" un par de veces y dormir el sueño de los justos, o de los cabrones, o de los cínicos, o de los muertos da igual. Sólo soy un puñado de fotos de mierda, unas pocas palabras inconexas y un pirado sentado de madrugada escribiendo sin saber quien coño leerá mis estupideces, enamorado de unos ojos de mujer de color maldito y rodeado de fantasmas. Botellas arrojadas en el mar con un mensaje dentro, nunca sabes quien va a encontrarlas si es que alguna vez las encuentra alguien. Demasiado tarde aprendí que el fin del mensaje de la botella no era ser encontrado...

Cuando deje de cantar, enterradme

lunes, 24 de noviembre de 2008


Pensábais que ya no tenia nada más que escribir por hoy verdad? Yo también pensé que estaba agotado emocionalmente, que mi cabeza estaba ya gastada, marchita y que estaria un par de dias alejado de mis palabras malditas y mis lapices llenos de dibujos nonatos. Eso pensaba yo cuando me sorprendí a mi mismo conduciendo por las sinuosas carreteras de mi montaña, en una alocada y veloz huida. No tenia muy claro de que, pero el caso es que huía. Atrás quedaban curvas que gritaban mi nombre con la aguda y chirriante voz de sirenas carnívoras ansiosas por pillar un trozo de la carne que llevo colgada de los huesos. Huyo de las situaciones incómodas que me toca vivir a veces, de mi cama vacia siempre, y esta vez, huyo de la noche que me persigue implacable y se cierne sobre mi. Se que es una carrera perdida de antemano, pero ya no se trata de escapar, se trata de resistir, de no darlo todo por perdido y acurrucarme como seria razonable. Hago todo lo que puedo, hasta que me veo sumido por la oscuridad. Con ella llega la niebla, escucho gritos a mi alrededor, pero eso es imposible, voy a mas de 140 y no hay nada en la jodida montaña mas rápido y peligroso que yo ahora mismo. Luego pienso que los gritos son dentro del coche, me doy cuenta de que soy yo el que grita como un maldito loco encerrado sin su medicación. Cierro la boca, pero aun siguen los gritos, esta vez dentro de mi cabeza, la enfermedad esta en mi mismo, en mi sangre, y no se cura con los años, no se mitigan los efectos con la edad, ni tan solo aprendes a vivir con ella, sencillamente cada vez estoy mas enfermo. Veo ante mi, surgir de entre la niebla un terrible cielo en llamas, literalmente devora y consume todo lo que toca, dejando tras de si devastacion y tierra quemada por todo legado. Yo me rio a carcajadas, las lagrimas corren libres por mi rostro y piso a fondo. Ingravidez, vacío, aire a mi alrededor cargado de perfume a coño y chicles de fresa. Lo atravieso por completo, salgo por el otro lado, apenas si puedo mirar por el retrovisor pues su fulgor aun me puede deslumbrar, mi piel está negra y humeante, quemada y ya no tengo casi voz, pero ni de coña pienso dejar de cantar. Me ha costado demasiado aprenderme la puta letra para callarme ahora.
"Anem al llit, a fer lo de l'altra nit..." resuena en mi cabeza, con una dulce voz de mujer con cuerpo de niña que intenta calentar lo poco que aun no se ha congelado de mi alma...

Coleccionista de besos


Estoy tirado en medio de la calle, entre el barro y la basura. Me hice una alas con todas mis esperanzas y algún trozo de piel que me sobraba, pero al final no sirvieron de gran cosa, no aguantaron suficiente y ahora me veo golpeado y desnudo en un asqueroso callejón... Y una mierda!! Todo era un sueño. El perro fantasma me despierta de la manera en que sólo un perro fantasma sabe hacer. Se orina ectoplásmicamente en mi puta cara y se me queda mirando con una media sonrisa dibujada en sus belfos perrunos. "lo has vuelto a hacer verdad?" Parece preguntar, yo por toda respuesta miro en derredor mío. No tienes pruebas de nada esta vez cabrón. Intento reunir mi ropa, el sol entra por la ventana y me calienta un poco, no lo suficiente tal vez pero calienta. Me pongo los pantalones, recupero un calcetín, dentro de una de mis zapatillas encuentro un poquito de mi felicidad que se cayó ahí dentro anoche mientras follaba. Hoy me escuece la polla, y un poquito el corazón. "Si pica es que se esta curando" eso decía mi madre, que ademas de una santa, es una mujer muy sensata. Me río un poco, no tengo demasiados motivos para alegrarme, pero no tengo ninguno para estar triste. Recuerdo haber besado, miles de veces, cientos de bocas. Algunas apasionadas y llenas de ilusión, otras de manera rutinaria tras haber vivido demasiado cerca de mi, unas pocas, tristes, recordando los viejos tiempos en que todo era mejor. Lo normal solía ser que entre el primer tipo de besos y los últimos, transcurrieran por lo menos un par de años. Hoy no puedo dejar de sonreír, está muy claro que cada vez estoy más afinado, sólo me lleva 48 horas el proceso completo. Me he vuelto un jodido maestro en perder cosas que ni siquiera me pertenecieron jamas. Ahora bailo un poquito al son de mi autocracia, solo tengo una zapatilla y los pantalones. El móvil no deja de sonar con mensajes que se perderán en la zona más confusa y difuminada de mi memoria, esa que reservo a los nombres que nunca recuerdo. Salgo al balcón de mi principado sin camisa, el sol me ciega y aún así, noto el corte del frío sobre mi piel. Dejo los ojos cerrados un poquito mas y cuando los abro no recuerdo nada. No hay sabor de besos en mi boca, ni perfume de mujer, ni equívocos, no existe lugar para el dolor, no hay palabras duras que jamas quisiste decir y sé a ciencia cierta que sólo sigo adelante para estos momentos, que atesoro y conservo para siempre. No recuerdo que hago en el balcón, detrás mio el perro fantasma mueve su rabo astral y me mira con cara de idiota mientras esconde algo. Tengo un móvil en la mano, creo que voy a llamar a mi madre...

Love & Guts

lunes, 17 de noviembre de 2008


Hay una gitana sentada delante de su mesa, le doy una moneda y tiendo mi mano con la palma hacia arriba. La estudia brevemente y muda el gesto. Su cara lo dice todo, me espero lo que sucede a continuación. Con la mirada extraviada, me devuelve dos monedas y me pide que me vaya. Conocí a un tipo que después de leer Corto Maltés se cortó la palma de la mano con una navaja, murió de una sobredosis cuando estaba en el instituto. Ciertas cosas no las puedes cambiar por muchos huevos que le eches. Siempre llueve en mi montaña salgo fuera, y me empapo enseguida. Avanzo a lo largo de una carretera desierta en mitad de la noche y oigo un sonido a través del estruendo de la lluvia. Me quedo pasmado, un caballo enorme surge de la oscuridad y cruza delante de mis narices, terrorífico como solo puede serlo un caballo en la noche. Lo escucho perderse al otro lado de la calle, y hasta mi llega un sonido pesado, húmedo. Me acerco y lo veo tumbado en la carretera, resopla agitadamente e intenta levantarse con los ojos desorbitados y las patas rotas. Ahora graniza y entre los golpes que siento en la espalda le acaricio el hocico húmedo susurrando frases tranquilizadoras. Cuando se relaja un poco, le aplasto la cabeza con una piedra esparciendo trozos ensangrentados por el suelo. Hoy estoy de mala hostia, te ofrezco lo que me gustaria para mi mismo en tu situación imbécil, este es mi regalo tanto si lo quieres como si no.
Estoy sentado a la barra de un bar al lado de un viejo pastor, nos atienden dos angeles mudos, uno de ellos tiene las alas tatuadas a la espalda, el otro las tiene atadas. Aún mis manos ensangrentadas gotean sobre el suelo y las intento esconder. Mi vaso esta manchado y resbaladizo, me da la impresion de que todos me miran. Bebo mis copas y al rato ya no me importa demasiado quien me ve, tampoco se bien si la sangre que mancha mis manos es mia o de otro. Hoy no hay conejos blancos a la vista, asi que debo de estar mejorando. Tambaleante me acerco al rio donde lavo mis manos con el agua helada, me acurruco al frio, entre las piedras y me duermo. Caigo, mi sueño esta plagado de ti, de regresar a casa algun día, de conversaciones circulares, de animales moribundos, de duchas calientes en compañia que dejan el alma helada y como no, de peleas y golpes. Me despierta el pastor, aun quedan horas para que amanezca, aunque en esta montaña nunca es de dia del todo y me dice "vine amb mi", sigo al pastor (que apropiado) y me lleva hasta mi coche. Cuando arranco, vuelvo a tener mil imagenes en la cabeza, ese tipo de imagenes que no te dejan dormir, y que prefieres no tenerte rondando cuando vas armado con pinceles y lápices. Veo por el retrovisor el fantasma de mi caballo, que me sigue y observa continuamente, es tarde para dar explicaciones ya. Sabes? Se lo que soy, siempre lo he tenido claro, no puedo arrepentirme de mi naturaleza, aunque me ha hecho perderlo todo cien veces. No tengo mucho que perder en este momento, soy un vagabundo, un zombie que vive con un corazon que late con tiempo prestado, soy la maldita piedra en medio de la carretera que ves demasiado tarde y que te va a hacer volcar. Continúa mi viaje absurdo, rodeado de fantasmas y cadáveres, ahora toca ser feliz otra vez. Las bajadas y las subidas se suceden sin control, cada vez con mayor frecuencia, ya no le sigo el ritmo a mis propias emociones desbocadas. El control es siempre una ilusion...

Luces distantes

jueves, 13 de noviembre de 2008


Es el momento de abandonar la esperanza? Cuando te tienes que dejar arrastrar por la corriente mar adentro? Existe algún momento adecuado para cerrar los ojos y dejarte ir cuando estas tirado en la nieve? Por un momento, pensé que volaba, que con mis dedos alcanzaba las nubes que siempre quise ver de cerca... Cual es la diferencia entre volar y una caida? La forma en que aterrizas según veo. Creo que alguna vez estuve enamorado, y no me gusta nada. Me pierdo, de repente estoy en paz conmigo mismo, y como un jodido mono que tiene los plátanos asegurados, me siento a engordar y a pelarmela ocioso. Dejo de caerme bien, y cuando eso sucede, hace tiempo que no me cae bien nadie en absoluto. Ahora estoy una vez mas en el mar, donde nací, un mar de verdad que te jode si no estas atento. Cada vez que subo con las olas puedo ver, a lo lejos, luces que parpadean. Es como mi particular cielo estrellado, parece que esta ahí mismo, que lo puedo agarrar sin mas, pero estoy equivocado. Sólo son luces distantes que parpadean sin calor alguno, y mientras yo las miro embelesado, ya he empezado a congelarme. Ahora la ola pasa dejándome rodeado de inmensas cumbres líquidas oscuras y amenazadoras, pero sigo sin miedo. No tengo miedo porque creo que en algun momento, ella me moverá y despertaré en la cama a su lado, con su respiracion tranquilizadora en mi oido, con su olor de mujer desnuda recién follada y su piel para abrigarme. Espero sin miedo y mientras me congelo...

Leo

lunes, 10 de noviembre de 2008


Recuerdas cuando nos inventábamos lo que fuera para desayunar en la cantina cada dia? Mentíamos, robábamos, fiábamos y extorsionábamos. Al final, un bocadillo para cada uno, o medio si la cosa habia salido un poco torcida, o las peores, pasar hambre... pero juntos. Recuerdas el puto internado? Si uno se tropezaba, el otro tenia que estar alli, comiendo la misma mierda, y pasando hambre tambien juntos, por culpa de la puta rusa que nos robaba la comida en el piso. Recuerdas cuando boxeabamos en el gimnasio del mismo internado? Yo si, porque me la jugaba, tu no sabes dar medias hostias cabrón, si me pillabas me dormias. También recuerdo perfectamente lo peor que me has dicho jamás. "Isra esto no me lo vuelvas a hacer" nada que dijeras podria haberme hecho más daño, sobre todo porque tenias razones. Estoy donde estoy ahora mismo gracias a ti, en parte me has enseñado a ser mas libre, en parte me has hecho mas cabron. "Escuche compadre, le voy a decir una webonada oyó? Cuando uno tiene real no le faltan culos y todos quieren estar contigo, pero los panas están para cuando uno está jodío. Ahí es donde se ve quien está de verdad." Estas jodido? Aquí estoy yo, aunque eso ya lo sabes. Vente a la montaña,beberemos hasta caer redondos, nos pelearemos con cualquiera lo bastante idiota como para ponerse a tiro y lloraremos juntos si es que se trata de llorar esta vez. Como lo ve compadre? Tiene chance?
Desde mi montaña, reconozco a mi par, me inclino ante ti...

respira cabrón

domingo, 9 de noviembre de 2008


Espero sentado en un bar con la camara colgada a un lado, no como los guiris que fotografian obras de arte muertas hace siglos que se la cuelgan del cuello, sino como alguien que podria perfectamente fotografiar lo que no debe y verse obligado a salir corriendo en cualquier momento, un sencillo "Eh tú!!" es todo el pistoletazo de salida que necesito. No se que espero la verdad, pero no es tan mal plan cuando no sabes que hacer. Hay adornos de murcielagos y calabazas en las paredes, remanentes tristes y olvidados de un halloween reciente. La camarera es búlgara, me conoce y le hace gracia hablar conmigo, esta sentada al otro lado de la barra escuchando mis tonterias. Su hermana pequeña hace un rato se me acerco para preguntar como me llamo. Nunca se que hacer en estos casos, le digo mi nombre y me quedo con cara de pez mirandola. Entra un tipo, es amor a primera vista, me encanta. Debe de rondar los cincuenta años, piel curtida, sucio y harapiento, viste una chaqueta militar raída, zapatillas deportivas viejas y tejanos de hace mil años. Cubre su melena con una gorra roja y luce una espléndida y sucísima barba, enorme y canosa por partes, que le oculta un enorme bocio. De mayor siempre quise ser como el. Se sienta a mi lado como no podia ser de otro modo y se apresura a contarme su vida. Tiene una voz cascada y ronca, del color de la tierra seca al mediodia. Me cuenta en su mezcla de catalán y portugués que no tiene dinero, que en el pasado gastaba dinero a espuertas, que las mujeres lo seguian y conducia coches caros. Todo salio mal, antes gastaba millones al mes, ahora vive en la montaña. No tiene mas familia que un hermano que cuando se acuerda le manda algo, no posee cuenta en banco alguno y no se preocupa mas que de lo que va a hacer para conseguir la proxima comida. Estoy con el casi una hora, resulta curioso, pero despues de esta conversacion noto que algo ha cambiado. Es a lo que te arriesgas cuando escuchas a la gente no? Me pone de mala leche pensar en eso. Hace frio, y mis tejanos no ofrecen gran abrigo frente a los tres grados bajo cero que hacen hoy. Abrocho mi chaqueta militar, me ciño la gorra y salgo a la noche. Miro al cielo donde lucen nitidamente las estrellas, respiro profundamente tres veces y soy feliz...

La noche de los perros

sábado, 1 de noviembre de 2008


Es de noche y estoy tumbado en mi montaña otra vez, como siempre. Tumbado al aire libre, la noche clara sobre mi por toda proteccion. Una amiga dice que a 0º no hace ni frio ni calor, asi que ahora que estoy a 3º supongo que debe de hacer calor. Sobre mi se distingue claramente el cinturon de Orión, tiene gracia que sea precisamente esa la única constelacion que soy capaz de reconocer. Por que? Orión nació de los meados de los dioses, y era un cazador maníaco con una meta imposible. Me cae bien el tipo. Pensamientos demasiados elevados para mi se quieren abrir paso en mi cabeza, descuido mi lugar, lo que soy en realidad. Soy un animal, un perro con casi toda probabilidad. Un perro callejero, sin raza reconocible, vagabundo y un poco tiñoso. El tipo de perro buscavidas que siempre se las arregla para robar un pedazo de carne, lograr unas caricias y, a veces, alguna patadada que otra. Siempre fui demasiado salvaje para quedarme encerrado mansamente entre los barrotes de una sola cama, demasiado imbécil para saber cuando estaba yendo demasiado lejos, demasiado listo para quedarme quieto sin mas. Me gusta mi vida vagabunda y libre, aún no se lo que es llevar bozal, y la correa siempre me queda pequeña. Animales somos, por el mundo vagamos, comemos, peleamos y follamos cuando podemos, y apenas somos capaces de recordar cuantos ni cuales de nosotros quedan en el camino, atropellados en la carretera de la vida, donde los coches nunca frenan. Me estoy helando, no hay alcohol esta noche, ninguna mujer me espera en la cama, asi que no tengo prisa por volver. Mi vida cada vez se simplifica más, de lo que no dejo de alegrarme, me preocupa mi próxima comida, y a veces la próxima víctima de mis sábanas manchadas de lágrimas. Soy un perro, no tengo preocupaciones, no quiero ser por más tiempo un ser humano, lo probé un tiempo y es una mierda, sufres y vives en una continua frustracion, a mi alrededor se derraman rios de lágrimas, y sin embargo no existe ya un ápice de piedad en mi forma de actuar, me convierto en un enorme camión de carne, una apisonadora, un jodido quitanieves de echar polvos y apartar personas. No entiendo de lágrimas, celos, castigos y celdas. Si yo tuviera un alma, te la prestaba a ti, porque a mi me sobra el lastre. Si tuviera ojos para ver amanecer, los cerraria porque no existe nada digno de ver salvo las estrellas a veces. Si hubiera tenido un centimetro de piel sin cicatrices, lo devoraría para dejar al aire mi esqueleto de perro loco y enfermo, pero libre. Si eres un perro puedes lamerte en público, y todos se muestran inclinados a entender que de vez en cuando te mees en su alfombra. No me busques si no es con un buen filete crudo en la mano, a dia de hoy no me interesa nada mas...

Algo personal...

lunes, 27 de octubre de 2008


No me podia despedir de la ciudad sin pena ni gloria. La pena es soportar el cemento y el cristal que sepulta nuestras almas en edificios que hacen la funcion de gigantescos panteones grises y homogéneos, estériles y deprimentes. La gloria son esas noches de musica, luz y alcohol, de miradas anónimas y de vivir como una estrella del rock maldita sin tener que demostrar nada. Se acaba mi condena voluntaria, regreso dentro de nada, mi maleta notablemente mas vacía, dejo en la ciudad muchas cosas superfluas que me lastraban. Siempre digo me lastran, pero quiero decir me lastro yo mismo, vosotros me entendeis, llevo tanto tiempo afilando el cuchillo, que puedo cortar el nexo que sea, sin que apenas se note el brillo afilado de mi navaja guiñando un ojo al sol, sin dolor, sin pena... Me llevo, eso si, algunas inquietudes que tengo que atajar asi que en mi montaña me vereis dentro de poco, buscando otra vez, como lo llevo haciendo toda mi vida, el remedio que calle mi conciencia.
Mis nudillos pelados me recuerdan que no soy tan joven ya, mis piernas cansadas me gritan que me siente a descansar de una vez, mi espalda me envía punzantes mensajes suplicando piedad, pero mi cabeza, eso es otra historia. Mi cabeza se gira con cada movimiento de caderas insinuante, mi cerebro se desconecta ante cualquier provocacion, mi sonrisa sigue siendo sonrisa de cabron, y mi mirada provoca mil peleas, discusiones y en alguna ocasion el interes de gente mejor que yo y posiblemente menos conscientes de lo que es bueno para si mismos. Mis manos son lo único que mantienen el tipo, son lo unico que esta a la altura siempre. Me dejan tocar todo lo que se pone a su alcance, dibujan y pintan por mi cada vez mejor, mucho mejor de lo que yo mismo estoy dispuesto a permitirles. Golpean y acarician sin rechistar, no me juzgan y yo las adoro por ello.

Ciclicidad inexorable y pajaritas

sábado, 18 de octubre de 2008


Es de noche, siempre tengo la misma actitud de hámster vagabundo. Nunca tengo sueño cuando debería, y es en estos momentos precisamente cuando mas activo me encuentro. Esto es lo que me ha pasado hoy...
Todo en mi vida parece revertir de manera inexorable a su comienzo una y otra vez, a perpetuidad. El mismo ciclo mecánico que rige las mareas, el dia y la noche, la migracion de las aves, y en mi caso las relaciones humanas. Estoy solo, en uno de los bares de mi adolescencia, que felizmente vuelve a estar abierto. Estoy solo porque de este humor no me apetece que nadie me aguante. Conducia sin destino fijo, y en un cruce me tropiezo fugazmente con otro coche, con una cara conocida, una Lolita que hizo de mi corazon su parque infantil hace casi diez años ya. En cualquier otro momento hubiera sonreido y hubiera continuado mi errático peregrinaje sin destino sin pensar mas en ello, pero en la radio sonaba requiem por un sueño asi que decidi darme una oportunidad, mi momento de debilidad. Di la vuelta y la vi aparcando. Cuando me vio puso una cara rara, al principio de alivio, luego algo mucho peor. Estaba frente a ella, y temblaba, toda ella era un puñado de nervios mal atados. Me gustaron sus zapatos, tacones rojos, antes no los usaba nunca. Mi Lolita habia crecido, y también en cierto aspecto habia muerto, lo constaté al hablar cinco minutos con ella, no la encontré interesante, era una victima mas de la maquina de picar carne, se me habia escurrido entre los dedos y se habia perdido por el desague del burdel de la humanidad. Demasiado real de pronto, sin la magia que antes derrochaba, sin misterios prohibidos para mi, sin la posibilidad de desarrollar su propio mundo a su antojo. Un perfecto ser humano, preocupada por la compra, por la hipoteca y las putas letras del lavavajillas. Inalcanzable para mi de cualquier modo. Me enfadé conmigo mismo, por mi propia presunción de que la gente deberia ser mejor, por mi superficialidad maquillada de profundos sentimientos, porque pensé todo esto delante de ella y se me notó en la cara. Me disculpé apresuradamente mientras me marchaba y la dejaba alli, en la calle, abrazada a si misma con expresion de "acaba de pasar otra vez el tren pero este ni ha parado en la estación". Mientras conducia de nuevo lágrimas de furia resbalaban por mi cara, una vez mas creo que lloraba por otros, quién sabe. A los imbéciles nos cuida Dios, porque poco nos vamos a cuidar nosotros mismos. Copas se suceden en una cascada etílica que abre siempre las puertas a mis particulares fantasmas, que por lo general se apartan de mi bruscamente arrastrandose y gritando "pero que coño pasa contigo joder??". Escribo algunas cosas, dibujo bastante porque me ayuda a pensar y hago infinidad de pajaritas de papel, docenas, cientos que cubren la mesa y caen al suelo a mi alrededor. Quiero hacerme un ejército de pajaritas de papel y juntos conquistaremos este puto planeta de segunda para enseñaros a hacer las cosas bien. Ya borracho cojo el teléfono móvil (Dios, por qué no lo dejé en casa?) y hago unas llamadas. Llamo a algunas personas que hace años no saben nada de mi, creo que incluso a algun profesor de la facultad y creo que las cosas quedan mas o menos claras. Queda mas o menos claro que soy un psicópata que llama de madrugada a la peña y que esta borracho en un bar donde por si fuera poco empieza a tocar un grupo en directo. También mando algún mensaje absurdo que es lo mas parecido que conozco a pedir ayuda, preocupo a algunas personas y me siento fatal por ello de nuevo. Al salir del bar me tropiezo con un tipo al que no veo que me da un empujón por respuesta y yo sin pensar le parto la cara y lo agarro en el suelo. El tio me mira flipado, veo que me reconoce y que no le hace demasiada gracia. Mis malditos engranajes cerebrales oxidados funcionan a todo lo que dan. La música no me deja concentrarme, pero me parece recordar que estudiamos en el mismo instituto, donde por supuesto, yo no tenia demasiada buena fama. Estupendo. Aún no he decidido si darle otra hostia o invitarlo a una cerveza cuando la gente se nos echa encima. Agradezco muchisimo esto, casi riendo recibo muchos golpes mientras me sacan del sitio, no me resisto y dejo que la multitud hable con su voz. Me encantan las turbas, tienen algo de puro, de primal, de irracional que hacen que no pierda del todo mi fe en las personas. El individuo que se cree demasiado listo o importante, por lo general se aisla y perece ahogado en el mar de la mediocridad, rodeado de semejantes que al estar aislados como el, no forman un auténtico grupo y no llegan a ningun lugar. Sin embargo cuando diez o mas personas se juntas llevadas por la ira y el afan de destrucción, se muestran como realmente son, y eso resulta siempre revelador. No hay nada nuevo dentro de nosotros, es mas, no podemos aprender nada ni nos pueden convencer de nada, sólo de lo que ya se halle dentro de nosotros mismos aún en forma de idea latente o inquietud fugaz. Estoy en la calle, estoy de pie, no estoy inconsciente ni nadie me ha robado nada, podria ser peor no? Espero que mis pajaritas estén bien, ya son mayores y tienen que ver mundo por ellas mismas...

Clarita, Touring, y el bote de remos del karma...

sábado, 11 de octubre de 2008


Es muy tarde, tengo una imagen en la cabeza, me veo a mi mismo saltando al vacio intentando alcanzar algo con mis dedos que se que nunca tendré. La futilidad de un intento no es excusa para mi de cualquier modo asi que se que lo voy a intentar de todas formas. Despierto sobresaltado de un transitorio momento de estupefacción, ese no era yo, soy demasiado estúpido para pensar que no puedo lograr algo.
Estoy demasiado sobrio para tirarme a la calle y demasiado enfadado para quedarme sentado sin mas. Leo las noticias y me repugna el relativismo moral con el que se tratan todos los aspectos. Periodistas a medio formar salen a la calle micro en mano a decir toda una sarta de estupideces que sumen en la estulticia a los cara cuadrada que tragan todos esos kilos de mierda convenientemente empaquetada y lista para el consumo de los borregos. Soy bueno, bueno de verdad, tengo un monton de animales muertos en el maletero de la camioneta, tengo poco o ningún remordimiento y a veces contemplo el mundo como si estuviera al otro lado de una pantalla. Estoy seguro de que algo falla, no en mi, en vosotros. Yo no sufro mas que por mi propia autocomplacencia, no persigo quimeras inalcanzables, el mas descabellado de mis planes tiene un espacio y un momento en mi cabeza. Pienso en estas cosas y sonrío un poco, hay gente cerca de mi, mejor gente que yo, que me conocen y a pesar de ello me quieren un poquito. Mis dos dieces perfectos que me hacen de faro en la noche. Mi China que sufre por la incertidumbre de un futuro errático mientras me hace sentir necesario. Clarita y sus cafés, su sonrisa enorme y su necesidad de abrazos. Vaya grupo disfuncional que formamos, y a la cabeza de la disfuncionalidad, el tarado supremo, el anormal social, yo. Tiene cojones la cosa, se que soy perfectamente incapaz de pasar el test de Touring, una calculadora de bolsillo me puede tangar con toda la facilidad del mundo, nada mas dificil que seguir fingiendo que a dia de hoy me preocupa algo, lo mismo eso no es tan malo. Me limito a pasar los dias, recibo los devenires de la vida sin cambiar el gesto, como si nada ya fuera conmigo y cuando todos me miran extrañados, empieza el teatro para que no se aparten educadamente (pero sin dilacion) del tarado. A veces el baile a mi alrededor resulta hilarante, tengo que empezar a poner un poco de orden. Pero tu sabes que eso es imposible para mi no? Ya me conoces un poco, llevo diciendo lo mismo quince años al menos y la realidad es que cada vez el caos es mayor a mi alrededor, cada vez cuesta más remontar la cresta de la ola con mi barco de remos y aun asi sigo remando como un puto autómata carente de sentido común. Lo único que siento ya es curiosidad, sera esta la ola que acabe conmigo? Veo espuma a lo lejos, esta será de las grandes, ésta si que va a doler, casi no puedo esperar...

Parte de guerra desde la ciudad (primero)

viernes, 10 de octubre de 2008


Allá vamos otra vez. Ya harto de la ciudad, rodeado de conejos blancos que me tientan con sus orejillas y rabos algodonosos, con abandono y descaro propios de seres ignorantes de mi propia naturaleza, echando de menos a Nancy, sin noticias de ella, solo, enfadado y buscando pelea con cualquier excusa. Tenia ya un cuaderno lleno de dibujos, de bocetos e historias a medio escribir... Por desgracia tambien tenia una botella de ron que me llamaba con la premura de una amante insatisfecha. Me despiertan los timidos rayos del sol entre las nubes de la mañana, tendré resaca, por lo menos eso espero en cuanto deje de estar borracho. Estoy helado y me han robado la cartera, el poco dinero que tenia y lo que mas me jode, el cuaderno con los dibujos. Reviso mis pertenencias. Aún conservo el móvil, las llaves del piso y ¡¡Sorpresa!! Un montón de hojas en blanco, mis plumas de dibujo y los lápices. Me permito una sonrisa sardónica, no me han quitado nada en absoluto, lo tengo todo, mas de lo que necesito en realidad. Una hoja en blanco y un lápiz siempre es un buen comienzo. Empieza a llover, justo lo que necesito. Me da lo mismo, me quedo ahi sentado en el césped del parque. A cara de perro con la alborada feroz que me arranca lo poco de humanidad que me queda. Disfruto con la sensacion del agua que se escurre por mi cara, no puedo ver nada con claridad, ultimamente he estado un poco mas perdido de lo habitual, pero esos dias se que tocan a su fin. Hay gente a mi alrededor, pero no puedo ver sus caras. Personillas grises imposibles de distinguir unas de otras, a veces un poco de color entre todos ellos. Me pongo a caminar como tantas veces, sin rumbo, como todo el mundo en esta maldita ciudad que odio y amo al mismo tiempo. Mis manos acarician una pared húmeda llena de carteles viejos anunciando manifestaciones, conciertos, venta de motos y alquileres de pisos para estudiantes, muy bien de precio a compartir con estudiantes mediocres que pasan años de carrera fumados como jíbaros. Mis dedos leen la suciedad gris que resbala por la pared, viscosa y fría. Un coche pasa y pegado al cristal de atras va un niño pequeño que me mira con franca curiosidad con enormes ojos negros y sin el menor recato. Yo sonrio y le guiño un ojo. El dia no comienza nada mal. Dejo que mi serpiente me cuente que debemos hacer hoy. Es muy simple, solo tengo que ser feliz, me dice "dibuja un hombre de barro bajo la lluvia, un guerrero derrotado sonriendo, el culo de Nancy y un caballo muerto" Creo que puedo con todo pero el culo de Nancy lo quiero para mi solo asi que no lo hago aun, por lo menos hasta que ella entera sea mia. Palpo el interior de mi chaqueta, tambien conservo el ipod, mi nexo tecnológico en la montaña. Si vais a robarle a un tipo borracho y tirado en el parque, joder, mirad bien en sus bolsillos, porque ya es triste ser un ladron de gente inconsciente, pero encima hacerlo mal... Hago que Tom Waits cante para mi, la banda sonora de mi vida cuando no estoy en los límites de la realidad. Casi me dan ganas de bailar, con un renovado ritmo avanzo por las calles buscando un tugurio donde me pongan un cafe.
Odio esta ciudad, me la ha quitado todo, me dejó en los huesos y cuando no tuvo nada mas que roer los arrojó a la cuneta para que las alimañas se pelearan por el poco tuétano que quedaba.
Amo esta ciudad, me enseñó a vivir solo, me presentó a mis amigos y dibujo y escribo gracias a ella.

Descenso

jueves, 2 de octubre de 2008



Esta mañana comenzó mi particular viaje al infierno. Algo bueno si que hubo. Desempolvé a mi pequeño, la Fura Blau del Pallars, mi huevo maldito, en cuyo interior se han gestado tantas maldades, borracheras y sexo entre especies. Estaba como siempre, perfecto, puro y libre a pesar del prolongado encierro debajo de la lona. Me esperaba, anhelaba que lo descubriera y le soltara las riendas para desbocarse a gusto por un poco de tiempo. Yo le di el gustazo. Al arrancar ronroneó tímidamente, su particular voz ronca hizo que mis huesos temblaran, me prometió un viaje inolvidable, una puta locura de velocidad y música a todo meter...
Casi sin darme cuenta, antes de percatarme de ello, ya iba chillando en cada curva como una arpía enloquecida fugada del infierno, justo como a mi me encanta. Demasiado rápido tal vez, adelanto cientos de pequeños cochecitos de juguete que Dios me ha puesto ahí para que me divierta. En un momento me planto en la ciudad, he de coger un avion y me voy al aeropuerto sin parar ni una sola vez, lo que digo, demasiado rapido. Con infinita tristeza lo abandono en un parking público, le pido perdon y me despido con un beso.
Ahora, estoy en medio de la terminal, rodeado de desconocidos, demasiada gente, demasiado ruido para pensar bien. Pasa algo curioso en los aeropuertos. Son sitios grandes, espaciosos y muy iluminados, con aire en constante movimiento. Aqui los subterfugios no estan permitidos. Hombres y mujeres compiten bañándose en sus perfumes mas chabacanos y terribles en una competicion perdida de antemano por destacar en el maremágnum de hedores envasados. Yo, que me guío antes por el olor que por la vista, sufro las consecuencias. He estado en burdeles que olian mejor, hasta el olor del abono por las mañanas sin desayunar es mas tolerable. Estoy enfermo, verde y abatido en una silla tremendamente incómoda. Odio esta parte como siempre y eso que aun me quedan mas de tres horas sentado en ese maldito avion...

A la mierda mi paz espiritual

viernes, 26 de septiembre de 2008


En unos días tengo que bajar de mi montaña y me jode, me jode de verdad. En parte porque ya he tenido mi ración de humo denso de ciudad contaminado y gris a lo largo de toda una vida. Porque no echo nada de menos la ciudad y ella a mi tampoco. Se que voy a echar de menos a los ciervos, los zorros, los osos, los jabalíes, los buitres, voy a echar de menos hasta a los putos mosquitos que me acompañan en las noches solitarias. La gente de la ciudad no lo entiende, jamas lo entenderá, me gusta ir sucio, apestar a tierra y sudor, no afeitarme y oler mis genitales cuando vuelvo a entrar en una habitación que acabo de abandonar. Es un tipo de suciedad que puedo entender, que me hace sentir cómodo, lógica y dentro del orden natural de las cosas. Se lo que va a pasar, es como un deja vú. Voy a bajar ahí abajo con todos vosotros, recién lavadito, afeitado y perfumado como una prostituta, con mis cositas perfectamente ordenadas en mi vieja maleta de cuero sin ruedas (las ruedas son para los cobardes y la gente de ciudad) y nada mas llegar empezare a sentirme mal. El aire de la ciudad me mata, es aceitoso, espeso como una mousse de mierda de alcantarilla y humo de tabaco, huele a comercio, enfermedad y sexo fácil. Apesta a vómito en las aceras y a peleas de bar (esta bien, no todo tenia que ser malo no?). Después la gente comenzará a hablarme. Odio que hagan eso, los animales no hablan, las pocas personas que veo en la montaña, me da que tampoco saben, aquí nos basta un gruñido, un pequeño gesto asertivo y en ocasiones (las menos) enseñar los dientes en una sonrisa cargada de territorialidad y amenazas veladas. El parloteo incesante de la ciudad me pone enfermo, siempre acabo huyendo, me tiro en cualquier parque (triste placebo que intenta suplir mi montaña) pongo música y me pongo a dibujar. Si la gente te ve ocupado tienden a dejarte en paz, asi que intento parecerlo todo el tiempo que me resulta posible. Algunos irreductibles no se dan por aludidos y te preguntan que haces o te halagan por los dibujos que haces... Les sonrío, marco mi territorio con los colmillos desenfundados a ver si se asustan y me dejan en paz, ellos se creen aceptados y se relajan, sentándose a mi lado y dándome mas charla insustancial. La barrera idiomática con la gente de la ciudad se me antoja insuperable. Creo que no esta bien visto que le clave el puto portaminas a alguien en el cuello, por lo menos aqui, en la montaña tenemos buitres, que hacéis vosotros con los cadáveres? Al cabo de pocos días la ciudad ya me habrá dado todo lo que tiene que ofrecerme, fundamentalmente crisis nerviosas y de ansiedad, y algún eventual acceso de furia homicida. Al final un poco lo de siempre, acabar esposado en un calabozo y recibir una amable invitación de las autoridades a desaparecer por algún tiempo. Volveré a hacer la maleta, mis ropitas primorosamente dobladas, amontonadas y sucias, muchas botellas de alcohol para el camino, y toda suerte de sucios y retorcidos artefactos de entretenimiento sexual ocupando un volumen considerable de la maleta(a los de los escáneres de los aeropuertos les encantan ver estas cosas, en serio).
De verdad, me jode bajar de la montaña...

Belleza simetrica

jueves, 25 de septiembre de 2008


Necesitaba respirar, salir de la casita de muñecas que me encerraba, y se estrechaba cada vez mas ahogándome, así que la rompí. A veces logré dormir a la serpiente que vive dentro de mi cabeza, pero siempre acaba por despertar la cabrona, y las serpientes lo que hacen es morder y joderme la vida. He hecho todo lo que se me ha pasado por la cabeza bajando cada vez mas profundo en mi propia escala de valores, sin lograr superar jamás la apasionada conmiseración que me producen mis semejantes. Ahora en la montaña, rodeado de vacio y piedras, de aire frio y casi nada a lo que golpear, estoy mucho mas tranquilo. Se que soy mejor persona, mucho mejor que antes, pero eso para mi no significa lo que estais pensando. Tenia que volverme mejor persona para sobrevivir a la mediocridad, me hice mas refinado, un ser humano mas eficiente, lo que basicamente viene a significar que funciono mejor. Ya no sufro por casi nada y por nadie en absoluto porque he aprendido a desconectarme. Es cierto, no amo, pero he aprendido a no odiar. Llevo un agujero donde tenia que tener un alma, pero ser humano no es tener alma sino entender la de los demas, y eso es lo que mejor hago de lejos. Ahora vivo cerca de Nancy, que me hace sangrar de vez en cuando un poquito para recordarme que no tener alma no es estar muerto, y que al instante siguiente me lame las heridas mientras me susurra al oido "ves lo que me has hecho hacer?" Ella es simetrica, hermosa y suave, justo lo contrario que yo. Mil veces he leido que nuestra concepcion de la belleza nos hace percibir como atractivos los rasgos simetricos. Ella es simetrica en todas sus facetas, incluso su voz parece llegar a mi por los dos oidos a la vez. Esta nana silenciosa en estéreo no me deja dormir y sin ella no pego ojo. Es extraño, a mi siempre me ha gustado lo asimetrico, como yo mismo, como mi bizarra percepcion de la vida, como los caminos que he andado, como mi mirada de reojo y una botella medio vacia tirada de lado entre las sabanas. Hasta en eso ella es simetrica porque la complemento y al final soy un reflejo un poquito desviado, una superficie poco pulida o un cristal sucio en que se mira. Lo que ella no sabe, la verdadera gracia del asunto, es que desde detras del espejo yo tambien la miro a ella, y reconozco mi naturaleza asimetrica en ella. Por eso me tiene un poquito, en la misma medida que yo la tengo a ella, pero aun no lo sabe...

Gritos y silencio

domingo, 21 de septiembre de 2008


Sin darme cuenta mis pasos me llevan donde siempre, la realidad me atosiga y yo me pinto unas alas para salir volando. Cuando era niño, tenia pesadillas, me aterraba el pasillo que me separaba de mis padres, me daba pánico quedarme a solas en el cuarto chico, a oscuras, pero por lo menos sabia que allí estaba seguro. Por nada del mundo hubiera atravesado el pasillo oscuro que me separaba del salon donde todo estaba escondido, agazapado y acechante. Me esperaban a mi. Una vez, solo una intenté atravesarlo, y me atraparon. Noté como me aferraban por los tobillos, intenté gritar pero no pude, el pánico me atenazaba la garganta, yo intentaba agarrarme a algo y a escasos metros de mi, mis padres hablaban mientras veian la television de noche, completamente ajenos a lo que me pasaba. La oscuridad me arrastro a su interior mientras yo clavaba la mirada desesperada y suplicante en una luz que cada vez era mas pequeña.
Recuerdo una vez, entré en un bosque enorme y primigenio, andaba en soledad por estrechas sendas escasamente holladas, anochecia y el viento sacudia los arboles con mil sonidos extraños. La noche cayó de repente, la locura llegó a mi, oí gritos y risas enloquecidas a mis espaldas. Sabia que no debia mirar atras, que tenia que seguir caminando como si nada sucediese, como si nada terrible sucediese a mis espaldas. Algo caminaba conmigo, apenas unos centimetros detras mío, esperando que yo me girara, en un macabro juego que no seria divertido si yo no lo veia. Intenté no mirar, seguir adelante como si nada y llegar a mi destino. No lo logré, en un momento dado no lo pude evitar y miré, me agarró del cuello y me arrastró por el mismo camino que habia andado, hacia el interior del bosque. Mis gritos fue todo lo que quedo de mi entre los arboles...
Como escapé de la oscuridad del pasillo? Cuando sali del bosque? Nunca escapé, jamás sali del bosque. Sigo en el pasillo intentando gritar, sigo en el bosque que va conmigo a todas partes. Sólo me dibuje unas alas para poder estar entre vosotros pero no os lleveis a error, no soy uno de vosotros...

Miedo a caer...

miércoles, 17 de septiembre de 2008


Hace unos dias una amiga me preguntó como vencía mis miedos... Quien coño dijo que los venzo? Sólo sé dejarme llevar por la corriente hasta que me tropiezo con algo lo bastante grande para impedirme el paso. Cada vez que algo me asusta, lo busco con mayor ahínco, nunca la caída es demasiado grande, nunca duele demasiado el golpe, no existe nadie lo bastante fuerte. No es abandono, es una suerte de masoquismo triunfal que me lleva a asumir riesgos físicos y emocionales cada vez mas grandes. Y eso por que? Pues sencillamente porque siempre me sale bien, porque todos se te quedan mirando con esa cara que dice "este tio los tiene como un toro" o "estas como una puta cabra colega", porque si no lo hago y me quedo mirando y asustado no soy yo. Soy demasiado tonto para darme cuenta de muchas cosas que suceden a mi alrededor, no me doy cuenta nunca cuando la pelea ha acabado, porque lo normal es que me quede solo o inconsciente, de cualquier modo no se parar. Contra todo pronóstico sobreviví a mi adolescencia asi que ya todo debería ser cuesta abajo no? No lo creo, la verdad.

No me jodais!!

sábado, 13 de septiembre de 2008


El otro día dormía una merecida y reparadora siesta. A mi lado, Nancy, dormida y tibia como una pequeña gata satisfecha al lado del fuego. De repente el mundo se vino abajo. Súbitamente empecé a tener sueños terribles, por algún motivo mi mente desvariaba, mis depravadas neuronas se encendían y apagaban como un árbol de navidad lisérgico y grotesco causándome aterradoras visiones apocalípticas. Vi cementerios llenos de fango donde los cerdos se metían en las fosas y devoraban cuerpos muertos, vi hombres gigantescos de madera y alambrada que me acechaban de noche en la calle bajo la luz de las farolas, vi pájaros de acero que me sobrevolaban buscándome para despedazarme con sus acerados picos sanguinolentos mientras cagaban azufre hirviente... Abrí mis ojos... La pesadilla continuaba, en estas circunstancias siempre me cuesta un buen rato reaccionar. Llegaba a mis oídos una terrible música, el tipo de musica que escucharíamos un sábado por la noche si Hitler hubiera tenido un hijo con Frida Kahlo que se hubiera criado en un circo ambulante y que hubiera logrado dominar el mundo. Un tipo de música pavorosa, horrible, completamente degenerada, un tipo de música que solo cabe describir como... francesa. No sabia que pensar, aun tambaleante sali a mi balcon, testigo de tanta desdicha, desvaríos y desnudos diversos... No podía dar crédito, ante mi una enorme cabeza pelirroja me sonreía bobaliconamente, estaba claro, estaba teniendo un flashback, estaba metido de lleno en un mal viaje que solo podía acabar conmigo aplastado por un tren o ahogado en cualquier estanque, eso si no encontraba las llaves del coche desde luego... El coche. No era mala idea. De momento pospongo la idea, en mi delicado estado de cordura cualquier indicio puede ser esclarecedor, lo mismo que cualquier imagen desagradable puede desequilibrarme para siempre, arrastrándome a las mas profundas simas de la locura y la incontinencia urinaria. No os lo vais a creer, el puto conejo blanco había vuelto a la carga, esta vez acompañado. Ante mi puto balcon desfilaba el jodido conejo blanco seguido de una Alicia de cuatro metros de altura, tres psicópatas con batas negras danzaban y se daban patadas en el culo las unas a las otras como en una parodia indigente de los Hermanos Marx mientras esa musica no dejaba de sonar a todo trapo. No os miento, no exagero, es completamente cierto lo que os cuento. Nancy se había deshecho de todos los conejos blancos cuando entró en mi mundo y ahora este se exhibía delante de mis narices. Yo alucinaba, estaba frenético... la escopeta, necesitaba la escopeta. Apresuradamente entre en la habitación, me dirigía al armario y allí estaba ella. Nancy estaba de pie delante mio. Aun somnolienta pero dispuesta, vio mi cara, leyó en mis ojos la locura, la desesperación y cierto impulso homicida que eventualmente podría traerme problemas hasta en la montaña. Soy mucho mas grande que ella, en circunstancias normales no es rival para mi (en serio, es una chica joder, lo que pasa es que me dejé) pero estas circunstancias eran de todo menos normales. Casi sin darme cuenta estaba tirado en la cama, iba a protestar, me iba a rebelar, tenia que matar, era mi mision, las voces lo decían, las voces no se equivocan y me lo ordenaban... Se levantó la camisa sacó sus pequeños pechos perfectos y me los plantó en la cara. Llegó la catarsis de repente como una oleada de calor, de perfume a mujer en la cama y promesas de caricias debajo de las sabanas, se hizo la luz y oí las liras a mi alrededor. Fuera el mundo se acababa entre grititos de niños histéricos, música destemplada y patadas en el culo mientras a mi francamente me daba lo mismo. Le prometí a Nancy dentro de mi cabeza que no me conformare con nada menos que ella, lo mismo algún día tengo cojones y se lo digo. Ahora la busco en la montaña, se ha escondido de mi, le gusta jugar conmigo porque sabe que nadie sigue un rastro como yo, la puedo seguir a través de los caminos, de los bosques, de los rios, de los años...