Caricias que hielan el alma

jueves, 27 de noviembre de 2008


Que coño, todo el mundo sabe que nada me duele. Tengo la puta espalda marcada de latigazos que cruzan mi carne como un sinuoso mapa de todos y cada uno de mis pecados inconfesos y aún me sobra espacio para recibir más. El desviado que siempre esta dispuesto a ver con cara de imbécil cómo la vida se abre de piernas para otros mientras se rie de mi y me da la espalda. Para algunos el tren pasa de largo, para mi, no es suficiente, por lo general a mi el jodido tren me arrolla, me despedaza, esparce mis trozos y acabo comido por los perros y los conejos blancos que se disputan lo que de mí sacan entre las vias. Venga joder, esto es lo mejor que sabeis hacer? No hay nada mas que tirarme? Las musas se miran entre ellas y se rien, saben que estoy perdido, pero les hace tanta gracia el puto pirado en su montaña, en su cabaña hecha de sujetadores y mierda humana. Me tienen atado y desnudo, se divierten haciendo cortes en mi piel y yo las animo, me encanta que hagan eso, disfruto mas que ellas y eso las excita muchisimo. El problema es cuando entran en mi pecho, agarran mi corazon entre sus dedos y me hacen gritar. Me hacen suplicar y les digo entre alaridos, que aun puedo aprender, que me dejen en paz, que tengo algo que ofrecer. Cuando acaban y se marchan, no soy mas que un bulto tirado en la nieve, congelado hasta el alma y que sin embargo aun se mueve.
Cada noche justo antes de dormirme, pienso en la muerte, y en voz alta digo "joder!" me aterroriza, no la muerte en si misma, no es el sufrimiento y el dolor del trance, sino el hecho de permanecer muerto, de no ser nunca mas. Vaya estupidez no? Sólo en contadas ocasiones duermo tranquilo y del tirón toda la noche, últimamente pocas la verdad. Se donde puede desembocar esto, al fin y al cabo por mucho que me joda, siempre me enfrento a mis miedos. Vosotros lo sabeis verdad? Pero hoy no, hoy estoy demasiado cansado y me duele mucho el corazón de reserva como para tomarme en serio. Únicamente quiero acostarme en pelotas en mi rincon de la cama, sólo en esta puta montaña que me devora entre su nieve y su hielo con su enormidad amenazante, decir "joder!" un par de veces y dormir el sueño de los justos, o de los cabrones, o de los cínicos, o de los muertos da igual. Sólo soy un puñado de fotos de mierda, unas pocas palabras inconexas y un pirado sentado de madrugada escribiendo sin saber quien coño leerá mis estupideces, enamorado de unos ojos de mujer de color maldito y rodeado de fantasmas. Botellas arrojadas en el mar con un mensaje dentro, nunca sabes quien va a encontrarlas si es que alguna vez las encuentra alguien. Demasiado tarde aprendí que el fin del mensaje de la botella no era ser encontrado...

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