A la mierda mi paz espiritual

viernes, 26 de septiembre de 2008


En unos días tengo que bajar de mi montaña y me jode, me jode de verdad. En parte porque ya he tenido mi ración de humo denso de ciudad contaminado y gris a lo largo de toda una vida. Porque no echo nada de menos la ciudad y ella a mi tampoco. Se que voy a echar de menos a los ciervos, los zorros, los osos, los jabalíes, los buitres, voy a echar de menos hasta a los putos mosquitos que me acompañan en las noches solitarias. La gente de la ciudad no lo entiende, jamas lo entenderá, me gusta ir sucio, apestar a tierra y sudor, no afeitarme y oler mis genitales cuando vuelvo a entrar en una habitación que acabo de abandonar. Es un tipo de suciedad que puedo entender, que me hace sentir cómodo, lógica y dentro del orden natural de las cosas. Se lo que va a pasar, es como un deja vú. Voy a bajar ahí abajo con todos vosotros, recién lavadito, afeitado y perfumado como una prostituta, con mis cositas perfectamente ordenadas en mi vieja maleta de cuero sin ruedas (las ruedas son para los cobardes y la gente de ciudad) y nada mas llegar empezare a sentirme mal. El aire de la ciudad me mata, es aceitoso, espeso como una mousse de mierda de alcantarilla y humo de tabaco, huele a comercio, enfermedad y sexo fácil. Apesta a vómito en las aceras y a peleas de bar (esta bien, no todo tenia que ser malo no?). Después la gente comenzará a hablarme. Odio que hagan eso, los animales no hablan, las pocas personas que veo en la montaña, me da que tampoco saben, aquí nos basta un gruñido, un pequeño gesto asertivo y en ocasiones (las menos) enseñar los dientes en una sonrisa cargada de territorialidad y amenazas veladas. El parloteo incesante de la ciudad me pone enfermo, siempre acabo huyendo, me tiro en cualquier parque (triste placebo que intenta suplir mi montaña) pongo música y me pongo a dibujar. Si la gente te ve ocupado tienden a dejarte en paz, asi que intento parecerlo todo el tiempo que me resulta posible. Algunos irreductibles no se dan por aludidos y te preguntan que haces o te halagan por los dibujos que haces... Les sonrío, marco mi territorio con los colmillos desenfundados a ver si se asustan y me dejan en paz, ellos se creen aceptados y se relajan, sentándose a mi lado y dándome mas charla insustancial. La barrera idiomática con la gente de la ciudad se me antoja insuperable. Creo que no esta bien visto que le clave el puto portaminas a alguien en el cuello, por lo menos aqui, en la montaña tenemos buitres, que hacéis vosotros con los cadáveres? Al cabo de pocos días la ciudad ya me habrá dado todo lo que tiene que ofrecerme, fundamentalmente crisis nerviosas y de ansiedad, y algún eventual acceso de furia homicida. Al final un poco lo de siempre, acabar esposado en un calabozo y recibir una amable invitación de las autoridades a desaparecer por algún tiempo. Volveré a hacer la maleta, mis ropitas primorosamente dobladas, amontonadas y sucias, muchas botellas de alcohol para el camino, y toda suerte de sucios y retorcidos artefactos de entretenimiento sexual ocupando un volumen considerable de la maleta(a los de los escáneres de los aeropuertos les encantan ver estas cosas, en serio).
De verdad, me jode bajar de la montaña...

Belleza simetrica

jueves, 25 de septiembre de 2008


Necesitaba respirar, salir de la casita de muñecas que me encerraba, y se estrechaba cada vez mas ahogándome, así que la rompí. A veces logré dormir a la serpiente que vive dentro de mi cabeza, pero siempre acaba por despertar la cabrona, y las serpientes lo que hacen es morder y joderme la vida. He hecho todo lo que se me ha pasado por la cabeza bajando cada vez mas profundo en mi propia escala de valores, sin lograr superar jamás la apasionada conmiseración que me producen mis semejantes. Ahora en la montaña, rodeado de vacio y piedras, de aire frio y casi nada a lo que golpear, estoy mucho mas tranquilo. Se que soy mejor persona, mucho mejor que antes, pero eso para mi no significa lo que estais pensando. Tenia que volverme mejor persona para sobrevivir a la mediocridad, me hice mas refinado, un ser humano mas eficiente, lo que basicamente viene a significar que funciono mejor. Ya no sufro por casi nada y por nadie en absoluto porque he aprendido a desconectarme. Es cierto, no amo, pero he aprendido a no odiar. Llevo un agujero donde tenia que tener un alma, pero ser humano no es tener alma sino entender la de los demas, y eso es lo que mejor hago de lejos. Ahora vivo cerca de Nancy, que me hace sangrar de vez en cuando un poquito para recordarme que no tener alma no es estar muerto, y que al instante siguiente me lame las heridas mientras me susurra al oido "ves lo que me has hecho hacer?" Ella es simetrica, hermosa y suave, justo lo contrario que yo. Mil veces he leido que nuestra concepcion de la belleza nos hace percibir como atractivos los rasgos simetricos. Ella es simetrica en todas sus facetas, incluso su voz parece llegar a mi por los dos oidos a la vez. Esta nana silenciosa en estéreo no me deja dormir y sin ella no pego ojo. Es extraño, a mi siempre me ha gustado lo asimetrico, como yo mismo, como mi bizarra percepcion de la vida, como los caminos que he andado, como mi mirada de reojo y una botella medio vacia tirada de lado entre las sabanas. Hasta en eso ella es simetrica porque la complemento y al final soy un reflejo un poquito desviado, una superficie poco pulida o un cristal sucio en que se mira. Lo que ella no sabe, la verdadera gracia del asunto, es que desde detras del espejo yo tambien la miro a ella, y reconozco mi naturaleza asimetrica en ella. Por eso me tiene un poquito, en la misma medida que yo la tengo a ella, pero aun no lo sabe...

Gritos y silencio

domingo, 21 de septiembre de 2008


Sin darme cuenta mis pasos me llevan donde siempre, la realidad me atosiga y yo me pinto unas alas para salir volando. Cuando era niño, tenia pesadillas, me aterraba el pasillo que me separaba de mis padres, me daba pánico quedarme a solas en el cuarto chico, a oscuras, pero por lo menos sabia que allí estaba seguro. Por nada del mundo hubiera atravesado el pasillo oscuro que me separaba del salon donde todo estaba escondido, agazapado y acechante. Me esperaban a mi. Una vez, solo una intenté atravesarlo, y me atraparon. Noté como me aferraban por los tobillos, intenté gritar pero no pude, el pánico me atenazaba la garganta, yo intentaba agarrarme a algo y a escasos metros de mi, mis padres hablaban mientras veian la television de noche, completamente ajenos a lo que me pasaba. La oscuridad me arrastro a su interior mientras yo clavaba la mirada desesperada y suplicante en una luz que cada vez era mas pequeña.
Recuerdo una vez, entré en un bosque enorme y primigenio, andaba en soledad por estrechas sendas escasamente holladas, anochecia y el viento sacudia los arboles con mil sonidos extraños. La noche cayó de repente, la locura llegó a mi, oí gritos y risas enloquecidas a mis espaldas. Sabia que no debia mirar atras, que tenia que seguir caminando como si nada sucediese, como si nada terrible sucediese a mis espaldas. Algo caminaba conmigo, apenas unos centimetros detras mío, esperando que yo me girara, en un macabro juego que no seria divertido si yo no lo veia. Intenté no mirar, seguir adelante como si nada y llegar a mi destino. No lo logré, en un momento dado no lo pude evitar y miré, me agarró del cuello y me arrastró por el mismo camino que habia andado, hacia el interior del bosque. Mis gritos fue todo lo que quedo de mi entre los arboles...
Como escapé de la oscuridad del pasillo? Cuando sali del bosque? Nunca escapé, jamás sali del bosque. Sigo en el pasillo intentando gritar, sigo en el bosque que va conmigo a todas partes. Sólo me dibuje unas alas para poder estar entre vosotros pero no os lleveis a error, no soy uno de vosotros...

Miedo a caer...

miércoles, 17 de septiembre de 2008


Hace unos dias una amiga me preguntó como vencía mis miedos... Quien coño dijo que los venzo? Sólo sé dejarme llevar por la corriente hasta que me tropiezo con algo lo bastante grande para impedirme el paso. Cada vez que algo me asusta, lo busco con mayor ahínco, nunca la caída es demasiado grande, nunca duele demasiado el golpe, no existe nadie lo bastante fuerte. No es abandono, es una suerte de masoquismo triunfal que me lleva a asumir riesgos físicos y emocionales cada vez mas grandes. Y eso por que? Pues sencillamente porque siempre me sale bien, porque todos se te quedan mirando con esa cara que dice "este tio los tiene como un toro" o "estas como una puta cabra colega", porque si no lo hago y me quedo mirando y asustado no soy yo. Soy demasiado tonto para darme cuenta de muchas cosas que suceden a mi alrededor, no me doy cuenta nunca cuando la pelea ha acabado, porque lo normal es que me quede solo o inconsciente, de cualquier modo no se parar. Contra todo pronóstico sobreviví a mi adolescencia asi que ya todo debería ser cuesta abajo no? No lo creo, la verdad.

No me jodais!!

sábado, 13 de septiembre de 2008


El otro día dormía una merecida y reparadora siesta. A mi lado, Nancy, dormida y tibia como una pequeña gata satisfecha al lado del fuego. De repente el mundo se vino abajo. Súbitamente empecé a tener sueños terribles, por algún motivo mi mente desvariaba, mis depravadas neuronas se encendían y apagaban como un árbol de navidad lisérgico y grotesco causándome aterradoras visiones apocalípticas. Vi cementerios llenos de fango donde los cerdos se metían en las fosas y devoraban cuerpos muertos, vi hombres gigantescos de madera y alambrada que me acechaban de noche en la calle bajo la luz de las farolas, vi pájaros de acero que me sobrevolaban buscándome para despedazarme con sus acerados picos sanguinolentos mientras cagaban azufre hirviente... Abrí mis ojos... La pesadilla continuaba, en estas circunstancias siempre me cuesta un buen rato reaccionar. Llegaba a mis oídos una terrible música, el tipo de musica que escucharíamos un sábado por la noche si Hitler hubiera tenido un hijo con Frida Kahlo que se hubiera criado en un circo ambulante y que hubiera logrado dominar el mundo. Un tipo de música pavorosa, horrible, completamente degenerada, un tipo de música que solo cabe describir como... francesa. No sabia que pensar, aun tambaleante sali a mi balcon, testigo de tanta desdicha, desvaríos y desnudos diversos... No podía dar crédito, ante mi una enorme cabeza pelirroja me sonreía bobaliconamente, estaba claro, estaba teniendo un flashback, estaba metido de lleno en un mal viaje que solo podía acabar conmigo aplastado por un tren o ahogado en cualquier estanque, eso si no encontraba las llaves del coche desde luego... El coche. No era mala idea. De momento pospongo la idea, en mi delicado estado de cordura cualquier indicio puede ser esclarecedor, lo mismo que cualquier imagen desagradable puede desequilibrarme para siempre, arrastrándome a las mas profundas simas de la locura y la incontinencia urinaria. No os lo vais a creer, el puto conejo blanco había vuelto a la carga, esta vez acompañado. Ante mi puto balcon desfilaba el jodido conejo blanco seguido de una Alicia de cuatro metros de altura, tres psicópatas con batas negras danzaban y se daban patadas en el culo las unas a las otras como en una parodia indigente de los Hermanos Marx mientras esa musica no dejaba de sonar a todo trapo. No os miento, no exagero, es completamente cierto lo que os cuento. Nancy se había deshecho de todos los conejos blancos cuando entró en mi mundo y ahora este se exhibía delante de mis narices. Yo alucinaba, estaba frenético... la escopeta, necesitaba la escopeta. Apresuradamente entre en la habitación, me dirigía al armario y allí estaba ella. Nancy estaba de pie delante mio. Aun somnolienta pero dispuesta, vio mi cara, leyó en mis ojos la locura, la desesperación y cierto impulso homicida que eventualmente podría traerme problemas hasta en la montaña. Soy mucho mas grande que ella, en circunstancias normales no es rival para mi (en serio, es una chica joder, lo que pasa es que me dejé) pero estas circunstancias eran de todo menos normales. Casi sin darme cuenta estaba tirado en la cama, iba a protestar, me iba a rebelar, tenia que matar, era mi mision, las voces lo decían, las voces no se equivocan y me lo ordenaban... Se levantó la camisa sacó sus pequeños pechos perfectos y me los plantó en la cara. Llegó la catarsis de repente como una oleada de calor, de perfume a mujer en la cama y promesas de caricias debajo de las sabanas, se hizo la luz y oí las liras a mi alrededor. Fuera el mundo se acababa entre grititos de niños histéricos, música destemplada y patadas en el culo mientras a mi francamente me daba lo mismo. Le prometí a Nancy dentro de mi cabeza que no me conformare con nada menos que ella, lo mismo algún día tengo cojones y se lo digo. Ahora la busco en la montaña, se ha escondido de mi, le gusta jugar conmigo porque sabe que nadie sigue un rastro como yo, la puedo seguir a través de los caminos, de los bosques, de los rios, de los años...

Animal

martes, 2 de septiembre de 2008


Anoche soñé, y en ese sueño llovia de nuevo, fardos de esperanzas caian al suelo a mi alrededor desplomados y rotos, el invierno llegaba de repente y no estaba preparado. El agua caia furiosa sobre mi y resbalaba por mi cuello empapandome debajo de la camisa. Estaba un poco desorientado, frustrado y dolido. Nadie está ahi nunca para decirte que el camino que quieres tomar es el equivocado y sin embargo sigues caminando por el las manos en los bolsillos y la incierta sensacion de que la vas a cagar, de que no esta bien eso que haces. Ahora escribo esto y voy un poco borracho, porque no se ser feliz y disfrutar sin mas, porque cuando las cosas pueden ir bien, siempre imagino todo lo que puede ir mal. Tengo la necesidad de confiar, esta montaña amenaza con destruirme y hacerme desaparecer para siempre, quiza sea lo propio verdad? Mi padre me lo dijo muy claro una vez, "cabron, se te ve en la mirada que no eres de aqui, que estas de paso" y pienso que tenia razon aunque en el momento no lo supe ver. Me levanto y enciendo la tele, primer intento en un mes mas o menos. Ponen un estúpido programa de citas que presenta una tia sentada en las escaleras del plató. Como es estúpido y lo odio por instinto me quedo enganchado inmediatamente. Las dos chicas sueltan el habitual discurso.
-Prefiero un chico divertido, que me haga reir, es secundario lo fisico, porque si el tio es muy guapo y no tiene nada en la cabeza no me vale de nada...
Se lo que pensais, os leo la puta mente... "si eso es asi, porque cojones siempre me voy yo con semejantes cuadros de tias con mi arrebatadora personalidad mientras los monos hormonados de gimnasio medio retrasados se llevan a las mejores tias?" Os lo explicaré... Sois feos, las tias mienten. Si lo preferis de este modo, no sois lo bastante guapos, aunque el eufemismo me toca los cojones la verdad. Yo estoy fuera de vuestro puto circulo porque soy apabullantemente indolente, soy un feo que actua como un guapo, esa actitud desconcierta a todo el mundo. Al Señor le tienen que hacer mucha gracia los imbéciles porque crea muchos y ademas cuida de nosotros. Funciono casi siempre por instintos, los instintos de un animal absurdo, imposible, violento y medio loco, por eso me cuesta confiar... Tengo que aprender a confiar...

Nancy en la montaña

lunes, 1 de septiembre de 2008


Nancy ha llegado a mi montaña, caminando con sus cosas metidas en un petate del ejército, yo no la traje ni la llamé, no la esperaba, sencillamente apareció cuando se le puso en los cojones. Barrió mi casa, sacó la basura y con ella los trozos de mi corazon roto que se hallaban esparcidos por todo el dormitorio (porque el celo no aguantó lo suficiente), junto con la mierda del suelo y los kleenex usados. Con una escoba espantó a todos los conejos blancos que estaban agazapados debajo de la cama y los aplastó uno a uno con sus botas militares. Los agarró y los lanzó por la ventana. Limpió otra vez me agarro por el cuello y me dio dos hostias para espabilarme. Después luciendo su deslumbrante sonrisa me ató a la cama y me hizo un poquito de sangre con sus caricias debajo de las sábanas sabiendo que me tiene completamente cogida la medida. Ahora me veo asaltado en mi guarida, tan limpio y ordenado todo que le tengo que preguntar donde esta cada cosa.
-Nancy, donde has puesto mis recuerdos?- Pregunto con cara de imbécil.
-En su sitio chiqui, en el cajon de los inviernos pasados que no necesitas.
-Nancy, donde metes mis lagrimas?
-Me las he bebido, pensé que ya no las querias.
Su pelo oscuro acaricia mi espalda y mi Tokaebi se enfada conmigo, se siente frustrado porque no lo uso, ya no hay peleas callejeras en las que me deba proteger, no está hecho para las caricias.Los ojos castaños de Nancy me observan sentado al ordenador, escribiendo mientras ella se queda poco a poco dormida tibia e inquieta, y su sueño esta plagado de perros que corren por el bosque, y niños que rien y juegan con ellos. Mi karma es una morena de poco mas de metro y medio, con el pelo largo, la mirada oscura y amplia sonrisa que me trata como a un mastin enorme y abandonado que ha conocido tiempos peores. A mi por el momento me vale...