Coleccionista de besos

lunes, 24 de noviembre de 2008


Estoy tirado en medio de la calle, entre el barro y la basura. Me hice una alas con todas mis esperanzas y algún trozo de piel que me sobraba, pero al final no sirvieron de gran cosa, no aguantaron suficiente y ahora me veo golpeado y desnudo en un asqueroso callejón... Y una mierda!! Todo era un sueño. El perro fantasma me despierta de la manera en que sólo un perro fantasma sabe hacer. Se orina ectoplásmicamente en mi puta cara y se me queda mirando con una media sonrisa dibujada en sus belfos perrunos. "lo has vuelto a hacer verdad?" Parece preguntar, yo por toda respuesta miro en derredor mío. No tienes pruebas de nada esta vez cabrón. Intento reunir mi ropa, el sol entra por la ventana y me calienta un poco, no lo suficiente tal vez pero calienta. Me pongo los pantalones, recupero un calcetín, dentro de una de mis zapatillas encuentro un poquito de mi felicidad que se cayó ahí dentro anoche mientras follaba. Hoy me escuece la polla, y un poquito el corazón. "Si pica es que se esta curando" eso decía mi madre, que ademas de una santa, es una mujer muy sensata. Me río un poco, no tengo demasiados motivos para alegrarme, pero no tengo ninguno para estar triste. Recuerdo haber besado, miles de veces, cientos de bocas. Algunas apasionadas y llenas de ilusión, otras de manera rutinaria tras haber vivido demasiado cerca de mi, unas pocas, tristes, recordando los viejos tiempos en que todo era mejor. Lo normal solía ser que entre el primer tipo de besos y los últimos, transcurrieran por lo menos un par de años. Hoy no puedo dejar de sonreír, está muy claro que cada vez estoy más afinado, sólo me lleva 48 horas el proceso completo. Me he vuelto un jodido maestro en perder cosas que ni siquiera me pertenecieron jamas. Ahora bailo un poquito al son de mi autocracia, solo tengo una zapatilla y los pantalones. El móvil no deja de sonar con mensajes que se perderán en la zona más confusa y difuminada de mi memoria, esa que reservo a los nombres que nunca recuerdo. Salgo al balcón de mi principado sin camisa, el sol me ciega y aún así, noto el corte del frío sobre mi piel. Dejo los ojos cerrados un poquito mas y cuando los abro no recuerdo nada. No hay sabor de besos en mi boca, ni perfume de mujer, ni equívocos, no existe lugar para el dolor, no hay palabras duras que jamas quisiste decir y sé a ciencia cierta que sólo sigo adelante para estos momentos, que atesoro y conservo para siempre. No recuerdo que hago en el balcón, detrás mio el perro fantasma mueve su rabo astral y me mira con cara de idiota mientras esconde algo. Tengo un móvil en la mano, creo que voy a llamar a mi madre...

0 comentarios: