Manteniendo las distancias

sábado, 12 de septiembre de 2009


Los cambios permanecen como lo único estable en mi vida. Me da miedo moverme, cada vez que tengo el impulso, todo sale mal, la gente llora y grita a mi alrededor, mi vida se complica y yo me veo impelido a intentar justificar los errores de otros. No es que yo no cometa errores, es que estoy dispuesto a asumir las consecuencias, así que no le voy llorando a otros. Culpar a cualquiera de nuestra propia cobardía parece tremendamente terapéutico.
Echaba de menos las olas, el olor, el rugido, echaba de menos demasiadas cosas. Como un hombre de arena me planté en la orilla, frente a mi el mar rompía y lamía mis pies que poco a poco se fueron erosionando. Cuando ya no quedó nada del hombre de arena, cuando no fuí mas que un montículo de arena lleno de testosterona me dejé llevar, y resulta que llegué a un sitio que no me esperaba. Casi no recuerdo la última vez que llegué a casa de mi abuela, borracho, sin ropa interior, un tanga enrollado al cuello, una botella de ron casi vacía en una mano y una cámara de video llena de deshinibición sexual en la otra. Es mentira, lo recuerdo perfectamente, pero sería menos retórico admitirlo en la primera frase. Mi vida es más desordenada si cabe, me relaciono menos con todo el mundo, casi no tengo contacto con mi familia, y en realidad no hago nada, ni me muevo de mi principado para evitar cagarla más. Es lo normal... La vida me persigue, no puedes vivir como yo lo he hecho todo este tiempo y después retirarte sin más, es lo que tiene, nadie te cree. Yo casi me lo creí esta vez, lástima, será cuestión de volver a la buena música, el alcohol y las no relaciones esporádicas. Me encantaría ver las cosas de otro color ahora mismo, pero la verdad es que este puto dolor de cabeza, y el enfado que no se me pasa nunca no me dejan pensar con claridad, ahora mismo me debato entre acostarme y esperar que pasen las horas sin mas, o coger el coche y tirarme a la calle a dar vueltas a lo tonto. Por lo menos podría sentirme culpable por todo lo que ha pasado no? Una persona no hace mucho me dijo con lágrimas en los ojos: "Yo te quiero a ti, pero es que tú a mí..." dejó la frase así, sin acabar, porque o bien vió en mi cara que no me sentía culpable en absoluto o porque quería darme tiempo a admitir algo que no es cierto ni sentía. Se quedó esperando. Antes, estas cosas me afectaban más, ahora ya se han convertido en una parte de mi vida que he de aceptar, es como haber nacido con algún tipo de malformación, todo el mundo sabe lo que tengo, yo no lo oculto, pero no por ello dejan de quererme, cuando lo sensato es dejarme sólo...

Volver a la calle

lunes, 18 de mayo de 2009


Hace dos días dormí en la parte de atrás de una camioneta, como en los viejos tiempos, como en los tiempos en que todo valía, los tiempos del todo a una carta. Es un lujo relativo el poder dormir bajo el techo que sea cuando tantas veces he dormido a la intemperie en mi vida reciente. Un náufrago no puede elegir el puerto al que llega, y un vagabundo (mi caso) rara vez puede elegir debajo de que puente duerme. Metido en mi viejo saco que huele a tiempos mejores, acurrucado a solas con mi cabeza y aferrado a una mochila en la que llevo todas mis pertenencias otra vez. Echaba de menos esta sensación. Como siempre en estas circunstancias, tuve un sueño inquieto, desperté muchas veces, comprobé que no me habían robado nada y que nadie más grande y peludo que yo me abrazaba por detrás. Cada vez que despertaba comprobaba donde se encontraba la luna, que era grande e iluminaba mucho, el reloj mas grande y exclusivo que podré tener jamás. Antes era feliz simplemente sabiendo que iba a dormir por ahí, que tenía un buen saco para pasar la noche, que posiblemente no iba a llover y que quizá podría comer algo caliente a la mañana siguiente. Hoy me doy cuenta que esos eran los buenos tiempos, que hoy, he perdido muchas cosas que ya jamás recuperaré y que va a ser difícil superar el listón que mi memoria ha puesto tan alto. Ojalá hubiera estado más atento a los buenos tiempos para no perdérmelos, para estar menos borracho, para no meterme en tantas peleas y querer más a los que me querían. Preguntadme si cambiaría algo de todo lo que ha cambiado, si daría marcha atrás en todas esas elecciones equivocadas, si he perdido más de lo que he ganado. Es difícil pensar en esos terminos, sobre todo porque me encanta como estoy ahora y en lo que estos años me han convertido. La separación de la que fué mi vida, me ha servido para diferenciarme, para tomar unos metros de ventaja respecto a esta vida que corría más rápido que yo, para recordar quién soy y donde quiero estar. Lo jodido es que lo estoy consiguiendo y ahora siento algo de vertigo.
Tuve un sueño inquieto, amargo, plagado de desasosiego y triste, infinitamente triste. Conducía mi coche por una carretera llena de curvas, bajo la lluvia. Dentro, toda mi familia. Mi Madre, mi Hermana y mi Padre. Ellas gritaban por la manera en que cogía las curvas, preocupadas por que me hiciera daño, asustadas. Yo por mi parte, conducía como un loco para lograr que mi padre me dijera algo, pero el permanecía impasible y ajeno a todo. No hay que ser un genio para saber que es lo que esto quiere decir de mi mismo y de mi momento actual. Mi Madre y mi Hermana siguen gritándome todo el rato, son las únicas a las que se lo permito, las únicas que se preocupan por el pirado, y sabe Dios que les doy motivos de sobra. Cada vez que hablo con mi madre me veo impelido a pedirle perdón por la infancia y adolescencia tan jodida que tuve, por ser como siempre he sido, demasiado difícil. Lo que me perturba es que ella no le da importancia, y hasta me da la sensación de que se lo pasó bien, de que esta satisfecha con el resultado y que le ha valido la pena. Es cierto, si yo soy un pirado, un cabrón y un maldito disfuncional, teníais que haberla conocido a ella, ella me enseñó lo que realmente importa, y sobre todo qué cosas son correctas. Claro, ella me lo enseñó, es asunto mío el que siempre haga lo contrario no?

La reina de la Hadas tiene las tetas pequeñas

viernes, 20 de marzo de 2009


Soñé que podía dejar de soñar, que por un momento perfecto, todo encajaba, que todo estaba en su lugar y momento ideal. Soñé que en ese precioso instante perfecto, yo podía detenerlo todo por siempre, escapando al yugo inexorable que me ciñe con cadenas de aire y tiempo, al cambio, a la transitoriedad, al olvido... Aún retengo en parte ese momento en mi interior, lo atesoro y vivo en él todo lo que puedo, saliendo sólo para hacer mis necesidades más mundanas, en la moqueta de vuestras grises vidas.
Hoy he conocido a la reina Mab, diminuta como el suspiro por una traición merecida, dulce como un beso de buenas noches después de una infidelidad, hermosa como la mujer del prójimo y triste como una carta de amor nunca enviada olvidada en un cajón, junto a botones sin pantalón y condones caducados. Me besa en la boca, y se retira al interior de mi oído. Susurra inquietantes palabras y ríe con voz cantarina con la única intención de perturbarme en los momentos menos adecuados. La oigo reirse dentro de mi cabeza, me dice que me quiere ver encerrado en una habitación de paredes acolchadas y yo sé que lo dice en serio pero solo a medias, porque lo que quiere en realidad es estar encerrada conmigo para siempre. Ya no la quiero y sin embargo a veces me equivoco y la llamo a gritos en la noche. No es nada que me preocupe a estas alturas, estoy dispuesto a vivir con ello. Sólo quiero ser un poco cabrón, porque se me da bien, seguir vivo y hacer lo que me gusta para siempre. Es mucho pedir? Hoy estoy un poco borracho, como hace tiempo que no lo estaba, con pocas o ningunas ganas de andarme con hostias y para variar desbordando ese tipo de creatividad malsana que sólo en estos momentos me asalta. Mi momento perfecto se estira hasta el infinito, me llama para que me pierda en el una vez más, intento sujetarlo por sus extremos para que no se me escape otra vez. Cachondo, borracho y sólo como siempre, me extingo, me dejo ir, hoy me dejo llevar por el silencio de la noche sin sueños, porque ya estoy cansado de despertar al frío de la mañana más cachondo aún, con resaca y en una cama pequeña que es demasiado grande...

7º de deriva, mundos paralelos y distancia infinita

jueves, 12 de marzo de 2009


Algo casi imperceptible, si no lo piensas con detenimiento, si no usas una medida muy precisa para apreciarlo, tan sólo siete grados. Suficiente sin embargo para marcar toda una vida, para alejarte de todo lo que conoces y crees amar, para que tu destino adquiera otro rumbo, una velocidad que nunca imaginaste y un fin que en nada tiene que ver con lo que en un principio te habías marcado.
Viajo en un avión en el que todas las azafatas están entradas en años, supongo que es lo que acaba pasando siempre, solo que no lo había pensado jamás, las azafatas también envejecen, y cuando lo hacen donde van a parar? Correcto, a este avión en el que me encuentro. Me resulta muy extraño ver esas caras artificialmente aniñadas a base de sutil maquillaje y coletas altas, esos modales de adolescente concentradas en una tarea perfectamente prescindible y ese mohín de hastío mal disimulado tras una sonrisa más falsa que una moneda con la cara de Mickey Mouse que rece "recuerdo de Disneyworld". Me fijo en sus arrugas, me obsesiono con ellas, pienso en los miles de kilómetros que han visto pasar y el poco mundo que han visto realmente. Lo mucho que han volado, lo que se han arrastrado por sábanas de hotel, lo que han sido tocadas por cientos de manos de decenas de países diferentes, las rodillas enrojecidas y eterno sabor a sexo sucio, rápido y desechable en la boca. Las adoro. Y por que no? Es una manera tan buena como otra cualquiera de pasar la vida, de soportar el discurrir del tiempo y no pensar demasiado en si marcarás o no una diferencia a tu paso por el mundo. Me entran ganas de mear y me voy al servicio, como es habitual, justo cuando estoy de pie, los pantalones a medio muslo y a punto de empezar, un vuelo perfectamente tranquilo se convierte en una absurda sucesión de turbulencias. "Sres. pasajeros, estamos pasando una zona de turbulencias, les rogamos vuelvan a sus asientos y abrochense los cinturones de seguridad" tarde, ya he empezado, podían haber pedido que volviera atrás en el tiempo y que me casara con María Magdalena y sería tan incapaz como soy ahora de "regresar a mi asiento". Una turbulencia particularmente divertida me hace perder el equilibrio, me doy un fuerte golpe en la cara, noto el sabor a sangre en la boca. Me sujeto como puedo y pasados unos segundos una azafata pregunta si me encuentro bien. No espera respuesta y abre desde fuera, a pesar del pestillo echado. me giro con sangre en el labio, el rabo aún afuera. Hace pocas horas estaba follando como un maníaco, así que la tengo gorda y grande, colgando amenazadora como siempre que acabo de follar. Ella me mira la boca y la gota de sangre que se escurre entre mis labios, lentamente, su mirada cae bajo el efecto de la gravedad, sus ojos descienden hasta mi verga y la mira de hito en hito. Carraspeo y cuando su atención vuelve a mi cara, sonrío con la que pretendo sea una sonrisa conciliadora y tranquilizante, se queda a la mitad y mi media sonrisa inevitable aflora, mostrando mis afilados colmillos y mis pocas ganas de parecer inofensivo. Todos somos lo mismo, no importa en que postura orines, ni la materia moral que crees conforma tu carácter y principios, todo se reduce a sexo. El sexo es el cero y el infinito al que todos tendemos de un modo u otro. Sexo en exceso, carencia de sexo, abstinencia en todas sus variantes posibles, sexo circunstancial, o sexo a regañadientes. Sexo condicionado por el entorno, tu propia capacidad de mostrarte atractivo, tu carisma o ya llegados al extremo, por el peso de tu cartera, que de todo ha de haber. No puedo evitar jugar el resto del vuelo con mi voyeur accidental. La busco con la mirada continuamente y la verdad presiento que es lo que ha pasado. Al sonreirle del modo que lo hice con el rabo en la mano, los pantalones bajados y mi cara de idiota/cabrón con sobredosis de pelis de serie B, he dejado una impronta en su memoria. Cuento con ello y viendo sus reacciones parece que no me equivoco. Cada vez que nuestras miradas se cruzan, reproduzco la misma sonrisa, cada vez que sonrío de ese modo, ella se sonroja como una colegiala. Para ella esa sonrisa quiere decir "tengo una polla enorme y te follaría sin pensármelo dos veces". Disfruto del viaje como nunca, me encanta esta sensación. Aúna mi necesidad de control sexual sobre mi pareja, con mi adicción por el sexo en lugares públicos. Al llegar a Barcelona, he de quedarme a dormir en casa de la China, mi China que se alegra muchísimo de verme de nuevo y que me hace más llevadero mi regreso a la ciudad. Me duermo dentro de su boca mientras pienso en mi azafata entrada en años. Sé que a la China no le importa, ella me comprende, y tiene un novio para cubrir sus necesidades emocionales, yo sólo cubro las físicas, yo no soy importante...

Réquiem

miércoles, 21 de enero de 2009


Como quisiera volver a soñar, aunque sólo fuera por una vez más. Cuando fué la última vez que viste llover de verdad? Sentado a solas en mi cuarto, miro a través de las ventanas y veo el agua que resbala por los cristales y más allá, sólo oscuridad y frío que hiela el alma. Recuerdo las mujeres que han pasado últimamente por mi vida, especialmente a una. Hoy varias personas me conocen por el mote que ella me puso, pero no saben realmente por qué lo llevo. El oso. No soy particularmente grande ni peludo, es algo que tiene que ver con mi actitud vital, algo que tiene que ver con ser omnívoro, copular hembras y ser violentamente territorial. Estuvo bastante acertada, por lo menos en eso. Por algún motivo que en este momento paso de analizar, sonrío al pensar en ello.
Como un gigantesco Buda pagado de sí mismo, me siento en mi montaña satisfecho a esperar acontecimientos, observando tras un gesto imperturbable el ir y venir de las personas que pasan ante mis ojos como fuegos artificiales fantásticos que brillan por segundos antes de apagarse para siempre. Hoy recibí un mensaje donde unos conocidos me contaban que su hijo, un recién nacido, había muerto. Dolor, impotencia, sensación de fútil esfuerzo y de taimada victoria de la muerte sobre la vida en su forma más inocente. Sigo siendo el perro vagabundo que necesita caricias y palos en el lomo a partes iguales, sigo necesitando unas respuestas que sé que jamás voy a encontrar, sigo buscando, aunque ya no sé ni lo que he perdido. Hoy el día es una mierda, hoy la noche es más oscura, hoy queda menos esperanza en el mundo...

Ravel y las manos ociosas

lunes, 12 de enero de 2009


Dicen que Ravel escribió su bolero siguiendo el ritmo con el que se masturbaba, lo comprendo perfectamente, yo hubiera hecho lo mismo joder. Aún así se me plantean dos preguntas:
La primera, cómo llegó alguien a enterarse de eso suponiendo que sea cierto? Acaso tenía un biógrafo al lado suyo todo el día con el consiguiente riesgo a salir salpicado?
La segunda pregunta que me hago es, escucho la suficiente música clásica?
Las manos ociosas son el juguete del diablo... El diablo se sienta de copiloto a mi lado en el coche, trastea con mis cd's un rato y pone uno a todo volumen, empezamos mal, suena Airbourne. Es en estas ocasiones que siempre echo de menos no ser uno de esos gilipollas new age que escuchan el canto de la ballenas, el apareamiento de los monos subnormales de borneo y los putos árboles mientras llueve en la selva amazónica. Antes de empezar a entrar en razón, ya voy a 160 por curvas de montaña traicioneras y heladas, el símil con mi propia vida es demasiado evidente, y sonrío. No es una sonrisa agradable, es mi rictus de loco para supervivencia en situaciones incómodas. Lo tengo muy bien ensayado, he tenido ocasiones de sobra para practicar. Como se llama a esa sensación que te asalta cuando entras en una curva demasiado rápido, sientes que el coche se desliza a duras penas sujeto por el vestigio del asfalto que aún toca tus neumáticos, y sabes que eres demasiado idiota para levantar el pie del acelerador, mientras notas una incipiente erección y no te puedes quitar de la cabeza la última mamada que te hicieron? Tiene nombre esa sensación? Debería tenerlo.
Dios ama a los imbéciles, de eso estoy seguro, nos ama. Cuando todo parece perdido irremisiblemente, pone en mi camino un todo terreno negro que va a paso de desfile del día del orgullo gay resbalando en la vaselina y cambia la música que suena por algo de Stevie Wonder, si no me equivoco Higher Ground, la música que puso Dios el séptimo día. Tengo que frenar. Podría adelantar en cualquier momento pero no lo hago, esta es la señal que buscaba hoy, es la manera que tiene el Señor de decirme: "Isra, gilipollas, afloja un poco o te voy a mandar a tomar por culo de una manera tan jodida que van a tener que reconocer tu cadáver por los pelos de los cojones que te saquen del culo..." Soy de naturaleza obediente y temeroso con las señales y revelaciones del mas allá, así que me dejo ir y disfruto del lento paseo de regreso a mi principado.
Acabo de llegar y he buscado en la wikipedia la biografía de Ravel, de donde saco esto:
"Reconocido como maestro de la orquestación y por ser un meticuloso artesano, cultivando la perfección formal sin dejar de ser al mismo tiempo profundamente humano y expresivo, Ravel sobresalió por revelar «los juegos más sutiles de la inteligencia y las efusiones más ocultas del corazón» (Le Robert)." Es cierto, se pajeaba mientras componía, por algún motivo no dejo de reir...

La fiesta de los pomelos

miércoles, 7 de enero de 2009


Feroces rayos de sol me despiertan sin piedad, no se que hice ayer, llevo dias perdido. Asaltan mi memoria imágenes salvajes de una navidad repleta de mujeres desnudas, lágrimas ajenas, fotografías a escondidas, alcohol y comida basura. Hoy debería estar nevando. Me pongo en marcha, en el río me lavo la cara, el agua helada me devuelve a la vida, respiro fuerte y escucho. Viento frío entre los árboles, algún pájaro despistado y ocasionalmente algún coche que pasa a lo lejos. Silencio dentro de mi cabeza por primera vez en mucho tiempo. Las imágenes se esfuman, las voces cesan. Sé que mi coche ha de andar cerca de aquí, en algún lugar. Siempre quise tener mi propio coche para poner sólo la música que a mi me gusta. La navidad termina, en mi religión, hoy se celebra el milagro de las cervezas, la vaselina y los pomelos. Con esta idea en mente voy una tiendita del pueblo y compro muchísimos pomelos, un cuchillo pequeño, vasos plásticos, hielo y ron. Quería comprar una de esas cosas que sirven para exprimir, pero la resaca y mi estupidez habitual confabulan en mi contra y ganan, no soy capaz de recordar como se llaman esos chismes. La señora que atiende me mira ligeramente inquieta cuando le pido un... y me quedo con expresión vacía mirando la nada durante un rato sin decir nada. Desiste del puto exprimidor, se van a dar cuenta, huelen el miedo, dice una voz dentro de mi cabeza, benditas voces. Entro al coche, está cubierto de una capa de hielo y es imposible conducir así. Hay una chica medio desnuda dentro, no recuerdo para nada su nombre. La despierto con el desayuno preparado, pone una cara muy rara al ver la mezcla y sale fuera a vomitar desnuda. Disfruto del espectáculo, se que es enfermizo, pero me pone ver a la chica al frío de la mañana desnuda. Cuando termina, lo hacemos una vez mas (sin besos por favor, no estropees la magia cariño) y la llevo a su casa donde le espera una preocupada familia que preferirán no hacer preguntas. Conduzco sin rumbo fijo, sin nada que atropellar, sin pensamientos inquietantes, sin conejos blancos ni chicas caimán por ningún lado. Por los altavoces suena "Wish You Were Here", canto en voz alta, pero no pienso en nadie en concreto así que todo está bien por ahora...