La fiesta de los pomelos

miércoles, 7 de enero de 2009


Feroces rayos de sol me despiertan sin piedad, no se que hice ayer, llevo dias perdido. Asaltan mi memoria imágenes salvajes de una navidad repleta de mujeres desnudas, lágrimas ajenas, fotografías a escondidas, alcohol y comida basura. Hoy debería estar nevando. Me pongo en marcha, en el río me lavo la cara, el agua helada me devuelve a la vida, respiro fuerte y escucho. Viento frío entre los árboles, algún pájaro despistado y ocasionalmente algún coche que pasa a lo lejos. Silencio dentro de mi cabeza por primera vez en mucho tiempo. Las imágenes se esfuman, las voces cesan. Sé que mi coche ha de andar cerca de aquí, en algún lugar. Siempre quise tener mi propio coche para poner sólo la música que a mi me gusta. La navidad termina, en mi religión, hoy se celebra el milagro de las cervezas, la vaselina y los pomelos. Con esta idea en mente voy una tiendita del pueblo y compro muchísimos pomelos, un cuchillo pequeño, vasos plásticos, hielo y ron. Quería comprar una de esas cosas que sirven para exprimir, pero la resaca y mi estupidez habitual confabulan en mi contra y ganan, no soy capaz de recordar como se llaman esos chismes. La señora que atiende me mira ligeramente inquieta cuando le pido un... y me quedo con expresión vacía mirando la nada durante un rato sin decir nada. Desiste del puto exprimidor, se van a dar cuenta, huelen el miedo, dice una voz dentro de mi cabeza, benditas voces. Entro al coche, está cubierto de una capa de hielo y es imposible conducir así. Hay una chica medio desnuda dentro, no recuerdo para nada su nombre. La despierto con el desayuno preparado, pone una cara muy rara al ver la mezcla y sale fuera a vomitar desnuda. Disfruto del espectáculo, se que es enfermizo, pero me pone ver a la chica al frío de la mañana desnuda. Cuando termina, lo hacemos una vez mas (sin besos por favor, no estropees la magia cariño) y la llevo a su casa donde le espera una preocupada familia que preferirán no hacer preguntas. Conduzco sin rumbo fijo, sin nada que atropellar, sin pensamientos inquietantes, sin conejos blancos ni chicas caimán por ningún lado. Por los altavoces suena "Wish You Were Here", canto en voz alta, pero no pienso en nadie en concreto así que todo está bien por ahora...

2 comentarios:

isaac dijo...

Todo está bien siempre que puedes escuchar en tu coche Wish you were here... no hace falta nada más.

Unknown dijo...

mira el mini!!!