La reina de la Hadas tiene las tetas pequeñas

viernes, 20 de marzo de 2009


Soñé que podía dejar de soñar, que por un momento perfecto, todo encajaba, que todo estaba en su lugar y momento ideal. Soñé que en ese precioso instante perfecto, yo podía detenerlo todo por siempre, escapando al yugo inexorable que me ciñe con cadenas de aire y tiempo, al cambio, a la transitoriedad, al olvido... Aún retengo en parte ese momento en mi interior, lo atesoro y vivo en él todo lo que puedo, saliendo sólo para hacer mis necesidades más mundanas, en la moqueta de vuestras grises vidas.
Hoy he conocido a la reina Mab, diminuta como el suspiro por una traición merecida, dulce como un beso de buenas noches después de una infidelidad, hermosa como la mujer del prójimo y triste como una carta de amor nunca enviada olvidada en un cajón, junto a botones sin pantalón y condones caducados. Me besa en la boca, y se retira al interior de mi oído. Susurra inquietantes palabras y ríe con voz cantarina con la única intención de perturbarme en los momentos menos adecuados. La oigo reirse dentro de mi cabeza, me dice que me quiere ver encerrado en una habitación de paredes acolchadas y yo sé que lo dice en serio pero solo a medias, porque lo que quiere en realidad es estar encerrada conmigo para siempre. Ya no la quiero y sin embargo a veces me equivoco y la llamo a gritos en la noche. No es nada que me preocupe a estas alturas, estoy dispuesto a vivir con ello. Sólo quiero ser un poco cabrón, porque se me da bien, seguir vivo y hacer lo que me gusta para siempre. Es mucho pedir? Hoy estoy un poco borracho, como hace tiempo que no lo estaba, con pocas o ningunas ganas de andarme con hostias y para variar desbordando ese tipo de creatividad malsana que sólo en estos momentos me asalta. Mi momento perfecto se estira hasta el infinito, me llama para que me pierda en el una vez más, intento sujetarlo por sus extremos para que no se me escape otra vez. Cachondo, borracho y sólo como siempre, me extingo, me dejo ir, hoy me dejo llevar por el silencio de la noche sin sueños, porque ya estoy cansado de despertar al frío de la mañana más cachondo aún, con resaca y en una cama pequeña que es demasiado grande...

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