Algo personal...

lunes, 27 de octubre de 2008


No me podia despedir de la ciudad sin pena ni gloria. La pena es soportar el cemento y el cristal que sepulta nuestras almas en edificios que hacen la funcion de gigantescos panteones grises y homogéneos, estériles y deprimentes. La gloria son esas noches de musica, luz y alcohol, de miradas anónimas y de vivir como una estrella del rock maldita sin tener que demostrar nada. Se acaba mi condena voluntaria, regreso dentro de nada, mi maleta notablemente mas vacía, dejo en la ciudad muchas cosas superfluas que me lastraban. Siempre digo me lastran, pero quiero decir me lastro yo mismo, vosotros me entendeis, llevo tanto tiempo afilando el cuchillo, que puedo cortar el nexo que sea, sin que apenas se note el brillo afilado de mi navaja guiñando un ojo al sol, sin dolor, sin pena... Me llevo, eso si, algunas inquietudes que tengo que atajar asi que en mi montaña me vereis dentro de poco, buscando otra vez, como lo llevo haciendo toda mi vida, el remedio que calle mi conciencia.
Mis nudillos pelados me recuerdan que no soy tan joven ya, mis piernas cansadas me gritan que me siente a descansar de una vez, mi espalda me envía punzantes mensajes suplicando piedad, pero mi cabeza, eso es otra historia. Mi cabeza se gira con cada movimiento de caderas insinuante, mi cerebro se desconecta ante cualquier provocacion, mi sonrisa sigue siendo sonrisa de cabron, y mi mirada provoca mil peleas, discusiones y en alguna ocasion el interes de gente mejor que yo y posiblemente menos conscientes de lo que es bueno para si mismos. Mis manos son lo único que mantienen el tipo, son lo unico que esta a la altura siempre. Me dejan tocar todo lo que se pone a su alcance, dibujan y pintan por mi cada vez mejor, mucho mejor de lo que yo mismo estoy dispuesto a permitirles. Golpean y acarician sin rechistar, no me juzgan y yo las adoro por ello.

Ciclicidad inexorable y pajaritas

sábado, 18 de octubre de 2008


Es de noche, siempre tengo la misma actitud de hámster vagabundo. Nunca tengo sueño cuando debería, y es en estos momentos precisamente cuando mas activo me encuentro. Esto es lo que me ha pasado hoy...
Todo en mi vida parece revertir de manera inexorable a su comienzo una y otra vez, a perpetuidad. El mismo ciclo mecánico que rige las mareas, el dia y la noche, la migracion de las aves, y en mi caso las relaciones humanas. Estoy solo, en uno de los bares de mi adolescencia, que felizmente vuelve a estar abierto. Estoy solo porque de este humor no me apetece que nadie me aguante. Conducia sin destino fijo, y en un cruce me tropiezo fugazmente con otro coche, con una cara conocida, una Lolita que hizo de mi corazon su parque infantil hace casi diez años ya. En cualquier otro momento hubiera sonreido y hubiera continuado mi errático peregrinaje sin destino sin pensar mas en ello, pero en la radio sonaba requiem por un sueño asi que decidi darme una oportunidad, mi momento de debilidad. Di la vuelta y la vi aparcando. Cuando me vio puso una cara rara, al principio de alivio, luego algo mucho peor. Estaba frente a ella, y temblaba, toda ella era un puñado de nervios mal atados. Me gustaron sus zapatos, tacones rojos, antes no los usaba nunca. Mi Lolita habia crecido, y también en cierto aspecto habia muerto, lo constaté al hablar cinco minutos con ella, no la encontré interesante, era una victima mas de la maquina de picar carne, se me habia escurrido entre los dedos y se habia perdido por el desague del burdel de la humanidad. Demasiado real de pronto, sin la magia que antes derrochaba, sin misterios prohibidos para mi, sin la posibilidad de desarrollar su propio mundo a su antojo. Un perfecto ser humano, preocupada por la compra, por la hipoteca y las putas letras del lavavajillas. Inalcanzable para mi de cualquier modo. Me enfadé conmigo mismo, por mi propia presunción de que la gente deberia ser mejor, por mi superficialidad maquillada de profundos sentimientos, porque pensé todo esto delante de ella y se me notó en la cara. Me disculpé apresuradamente mientras me marchaba y la dejaba alli, en la calle, abrazada a si misma con expresion de "acaba de pasar otra vez el tren pero este ni ha parado en la estación". Mientras conducia de nuevo lágrimas de furia resbalaban por mi cara, una vez mas creo que lloraba por otros, quién sabe. A los imbéciles nos cuida Dios, porque poco nos vamos a cuidar nosotros mismos. Copas se suceden en una cascada etílica que abre siempre las puertas a mis particulares fantasmas, que por lo general se apartan de mi bruscamente arrastrandose y gritando "pero que coño pasa contigo joder??". Escribo algunas cosas, dibujo bastante porque me ayuda a pensar y hago infinidad de pajaritas de papel, docenas, cientos que cubren la mesa y caen al suelo a mi alrededor. Quiero hacerme un ejército de pajaritas de papel y juntos conquistaremos este puto planeta de segunda para enseñaros a hacer las cosas bien. Ya borracho cojo el teléfono móvil (Dios, por qué no lo dejé en casa?) y hago unas llamadas. Llamo a algunas personas que hace años no saben nada de mi, creo que incluso a algun profesor de la facultad y creo que las cosas quedan mas o menos claras. Queda mas o menos claro que soy un psicópata que llama de madrugada a la peña y que esta borracho en un bar donde por si fuera poco empieza a tocar un grupo en directo. También mando algún mensaje absurdo que es lo mas parecido que conozco a pedir ayuda, preocupo a algunas personas y me siento fatal por ello de nuevo. Al salir del bar me tropiezo con un tipo al que no veo que me da un empujón por respuesta y yo sin pensar le parto la cara y lo agarro en el suelo. El tio me mira flipado, veo que me reconoce y que no le hace demasiada gracia. Mis malditos engranajes cerebrales oxidados funcionan a todo lo que dan. La música no me deja concentrarme, pero me parece recordar que estudiamos en el mismo instituto, donde por supuesto, yo no tenia demasiada buena fama. Estupendo. Aún no he decidido si darle otra hostia o invitarlo a una cerveza cuando la gente se nos echa encima. Agradezco muchisimo esto, casi riendo recibo muchos golpes mientras me sacan del sitio, no me resisto y dejo que la multitud hable con su voz. Me encantan las turbas, tienen algo de puro, de primal, de irracional que hacen que no pierda del todo mi fe en las personas. El individuo que se cree demasiado listo o importante, por lo general se aisla y perece ahogado en el mar de la mediocridad, rodeado de semejantes que al estar aislados como el, no forman un auténtico grupo y no llegan a ningun lugar. Sin embargo cuando diez o mas personas se juntas llevadas por la ira y el afan de destrucción, se muestran como realmente son, y eso resulta siempre revelador. No hay nada nuevo dentro de nosotros, es mas, no podemos aprender nada ni nos pueden convencer de nada, sólo de lo que ya se halle dentro de nosotros mismos aún en forma de idea latente o inquietud fugaz. Estoy en la calle, estoy de pie, no estoy inconsciente ni nadie me ha robado nada, podria ser peor no? Espero que mis pajaritas estén bien, ya son mayores y tienen que ver mundo por ellas mismas...

Clarita, Touring, y el bote de remos del karma...

sábado, 11 de octubre de 2008


Es muy tarde, tengo una imagen en la cabeza, me veo a mi mismo saltando al vacio intentando alcanzar algo con mis dedos que se que nunca tendré. La futilidad de un intento no es excusa para mi de cualquier modo asi que se que lo voy a intentar de todas formas. Despierto sobresaltado de un transitorio momento de estupefacción, ese no era yo, soy demasiado estúpido para pensar que no puedo lograr algo.
Estoy demasiado sobrio para tirarme a la calle y demasiado enfadado para quedarme sentado sin mas. Leo las noticias y me repugna el relativismo moral con el que se tratan todos los aspectos. Periodistas a medio formar salen a la calle micro en mano a decir toda una sarta de estupideces que sumen en la estulticia a los cara cuadrada que tragan todos esos kilos de mierda convenientemente empaquetada y lista para el consumo de los borregos. Soy bueno, bueno de verdad, tengo un monton de animales muertos en el maletero de la camioneta, tengo poco o ningún remordimiento y a veces contemplo el mundo como si estuviera al otro lado de una pantalla. Estoy seguro de que algo falla, no en mi, en vosotros. Yo no sufro mas que por mi propia autocomplacencia, no persigo quimeras inalcanzables, el mas descabellado de mis planes tiene un espacio y un momento en mi cabeza. Pienso en estas cosas y sonrío un poco, hay gente cerca de mi, mejor gente que yo, que me conocen y a pesar de ello me quieren un poquito. Mis dos dieces perfectos que me hacen de faro en la noche. Mi China que sufre por la incertidumbre de un futuro errático mientras me hace sentir necesario. Clarita y sus cafés, su sonrisa enorme y su necesidad de abrazos. Vaya grupo disfuncional que formamos, y a la cabeza de la disfuncionalidad, el tarado supremo, el anormal social, yo. Tiene cojones la cosa, se que soy perfectamente incapaz de pasar el test de Touring, una calculadora de bolsillo me puede tangar con toda la facilidad del mundo, nada mas dificil que seguir fingiendo que a dia de hoy me preocupa algo, lo mismo eso no es tan malo. Me limito a pasar los dias, recibo los devenires de la vida sin cambiar el gesto, como si nada ya fuera conmigo y cuando todos me miran extrañados, empieza el teatro para que no se aparten educadamente (pero sin dilacion) del tarado. A veces el baile a mi alrededor resulta hilarante, tengo que empezar a poner un poco de orden. Pero tu sabes que eso es imposible para mi no? Ya me conoces un poco, llevo diciendo lo mismo quince años al menos y la realidad es que cada vez el caos es mayor a mi alrededor, cada vez cuesta más remontar la cresta de la ola con mi barco de remos y aun asi sigo remando como un puto autómata carente de sentido común. Lo único que siento ya es curiosidad, sera esta la ola que acabe conmigo? Veo espuma a lo lejos, esta será de las grandes, ésta si que va a doler, casi no puedo esperar...

Parte de guerra desde la ciudad (primero)

viernes, 10 de octubre de 2008


Allá vamos otra vez. Ya harto de la ciudad, rodeado de conejos blancos que me tientan con sus orejillas y rabos algodonosos, con abandono y descaro propios de seres ignorantes de mi propia naturaleza, echando de menos a Nancy, sin noticias de ella, solo, enfadado y buscando pelea con cualquier excusa. Tenia ya un cuaderno lleno de dibujos, de bocetos e historias a medio escribir... Por desgracia tambien tenia una botella de ron que me llamaba con la premura de una amante insatisfecha. Me despiertan los timidos rayos del sol entre las nubes de la mañana, tendré resaca, por lo menos eso espero en cuanto deje de estar borracho. Estoy helado y me han robado la cartera, el poco dinero que tenia y lo que mas me jode, el cuaderno con los dibujos. Reviso mis pertenencias. Aún conservo el móvil, las llaves del piso y ¡¡Sorpresa!! Un montón de hojas en blanco, mis plumas de dibujo y los lápices. Me permito una sonrisa sardónica, no me han quitado nada en absoluto, lo tengo todo, mas de lo que necesito en realidad. Una hoja en blanco y un lápiz siempre es un buen comienzo. Empieza a llover, justo lo que necesito. Me da lo mismo, me quedo ahi sentado en el césped del parque. A cara de perro con la alborada feroz que me arranca lo poco de humanidad que me queda. Disfruto con la sensacion del agua que se escurre por mi cara, no puedo ver nada con claridad, ultimamente he estado un poco mas perdido de lo habitual, pero esos dias se que tocan a su fin. Hay gente a mi alrededor, pero no puedo ver sus caras. Personillas grises imposibles de distinguir unas de otras, a veces un poco de color entre todos ellos. Me pongo a caminar como tantas veces, sin rumbo, como todo el mundo en esta maldita ciudad que odio y amo al mismo tiempo. Mis manos acarician una pared húmeda llena de carteles viejos anunciando manifestaciones, conciertos, venta de motos y alquileres de pisos para estudiantes, muy bien de precio a compartir con estudiantes mediocres que pasan años de carrera fumados como jíbaros. Mis dedos leen la suciedad gris que resbala por la pared, viscosa y fría. Un coche pasa y pegado al cristal de atras va un niño pequeño que me mira con franca curiosidad con enormes ojos negros y sin el menor recato. Yo sonrio y le guiño un ojo. El dia no comienza nada mal. Dejo que mi serpiente me cuente que debemos hacer hoy. Es muy simple, solo tengo que ser feliz, me dice "dibuja un hombre de barro bajo la lluvia, un guerrero derrotado sonriendo, el culo de Nancy y un caballo muerto" Creo que puedo con todo pero el culo de Nancy lo quiero para mi solo asi que no lo hago aun, por lo menos hasta que ella entera sea mia. Palpo el interior de mi chaqueta, tambien conservo el ipod, mi nexo tecnológico en la montaña. Si vais a robarle a un tipo borracho y tirado en el parque, joder, mirad bien en sus bolsillos, porque ya es triste ser un ladron de gente inconsciente, pero encima hacerlo mal... Hago que Tom Waits cante para mi, la banda sonora de mi vida cuando no estoy en los límites de la realidad. Casi me dan ganas de bailar, con un renovado ritmo avanzo por las calles buscando un tugurio donde me pongan un cafe.
Odio esta ciudad, me la ha quitado todo, me dejó en los huesos y cuando no tuvo nada mas que roer los arrojó a la cuneta para que las alimañas se pelearan por el poco tuétano que quedaba.
Amo esta ciudad, me enseñó a vivir solo, me presentó a mis amigos y dibujo y escribo gracias a ella.

Descenso

jueves, 2 de octubre de 2008



Esta mañana comenzó mi particular viaje al infierno. Algo bueno si que hubo. Desempolvé a mi pequeño, la Fura Blau del Pallars, mi huevo maldito, en cuyo interior se han gestado tantas maldades, borracheras y sexo entre especies. Estaba como siempre, perfecto, puro y libre a pesar del prolongado encierro debajo de la lona. Me esperaba, anhelaba que lo descubriera y le soltara las riendas para desbocarse a gusto por un poco de tiempo. Yo le di el gustazo. Al arrancar ronroneó tímidamente, su particular voz ronca hizo que mis huesos temblaran, me prometió un viaje inolvidable, una puta locura de velocidad y música a todo meter...
Casi sin darme cuenta, antes de percatarme de ello, ya iba chillando en cada curva como una arpía enloquecida fugada del infierno, justo como a mi me encanta. Demasiado rápido tal vez, adelanto cientos de pequeños cochecitos de juguete que Dios me ha puesto ahí para que me divierta. En un momento me planto en la ciudad, he de coger un avion y me voy al aeropuerto sin parar ni una sola vez, lo que digo, demasiado rapido. Con infinita tristeza lo abandono en un parking público, le pido perdon y me despido con un beso.
Ahora, estoy en medio de la terminal, rodeado de desconocidos, demasiada gente, demasiado ruido para pensar bien. Pasa algo curioso en los aeropuertos. Son sitios grandes, espaciosos y muy iluminados, con aire en constante movimiento. Aqui los subterfugios no estan permitidos. Hombres y mujeres compiten bañándose en sus perfumes mas chabacanos y terribles en una competicion perdida de antemano por destacar en el maremágnum de hedores envasados. Yo, que me guío antes por el olor que por la vista, sufro las consecuencias. He estado en burdeles que olian mejor, hasta el olor del abono por las mañanas sin desayunar es mas tolerable. Estoy enfermo, verde y abatido en una silla tremendamente incómoda. Odio esta parte como siempre y eso que aun me quedan mas de tres horas sentado en ese maldito avion...