canciones en francia

domingo, 30 de noviembre de 2008


Hoy me he levantado tarde, he cogido un autobús y no lo he dejado hasta salir del país. Tenía todo el tiempo del mundo y ningunas ganas de quedarme en casa. A mi lado iba sentado un chaval negro que apenas hablaba mi idioma. Tiene gracia, su conversación resultaba mucho más interesante que la de la mayoría de las personas que lo hablan correctamente. Es lo que tiene tener que pensar cada cosa que dices, que dices menos estupideces. Me contó cosas de los trabajos que hacía aqui, del lugar del que provenía, de su notable carencia de papeles. Al final desayunamos juntos un café atroz y un par de bocadillos con sabor a plástico que pagué yo en Toulouse. Allí se separaron nuestros caminos, el se iba a vivir en un piso patera y a buscar trabajo de albañil, mientras yo buscaba un agujero para tirarme a dibujar. Lo encuentro en un parque debajo de unas tiendas que estaban montadas, supongo que para alguna clase de exposición. Los guardas me dejan tranquilo, porque aqui hay poco que guardar y tengo aspecto de vagabundo, lo que me conviene enormemente. Al rato de estar dibujando y sacando todas esas cosas que me vienen a la cabeza, pasan dos chicas, colegialas francesas rubias y medio locas. Entre risitas me señalan y cuchichean algo. No puedo evitar que se me dibuje mi media sonrisa de cabron que me apresuro a borrar, no es buena idea hoy. Aún tengo recientes heridas que sangran si las descuido. Salgo huyendo y me vuelve a la memoria esa cancion que le escribí en mi cabeza y que sólo canté una vez en mi coche de vuelta
"Le digo que no venga, que no quiero verla. Al alba no se viste para huir de mi cama al frio solitario de la mañana sin su olor. Y me pide que siga, que el dolor aun no es suficiente para mi, antes de darme cuenta, ya me he quedado solo de nuevo, justo cuando empezaba a disfrutar. La última imagen que de ella retengo es su culo bailando al son de los adoquines de la estacion donde nos despedimos, porque yo como todos, tambien le miraba el culo..."
En mi cabeza todo sigue más o menos igual, huesos que apenas sostienen mis ideas depravadas, un cementerio de grises piedras al fondo, plumas negras que caen al barro y el viento entre pinos de corteza quemada. Si esto no es la felicidad, no se que puede serlo...

Por que correr?

viernes, 28 de noviembre de 2008



Salgo a correr, gofio en el estómago y mariposas en la cabeza. No hace mal dia, un poco de sol asoma tímido y tenemos 4º. Odio esto, pero me hago viejo, y supongo que es mi manera de sentirme fiel a mi mismo, no puedo abandonarme sin mas al paso de los años. Por qué correr? No tiene ningun sentido, te sientes desfallecer, te duelen las articulaciones, te matan los tirones y las agujetas y encima no logras huir del todo de ninguna cosa... No tiene ningun estilo, no es un deporte hermoso y carece de elegancia. Apenas si soy capaz de alcanzar los ocho kilómetros que me he propuesto al salir, y llego con la lengua fuera y el firme propósito de jamás volver a correr en mi vida, así me vaya la vida en ello.
Ahora me encuentro en la balsa en medio del lago, tengo el neopreno medio abierto, y el aire frío corta la piel de mi pecho. Entre las nubes se cuelan rayos de sol que me ciegan ocasionalmente. Giro la cabeza a uno y otro lado. Veo el fantasma de Barbie junto a mi, aun la puedo notar el pasado verano abrazandome con sus brazos y piernas, hablandome cara a cara dentro del agua, casi huelo el aroma de su aliento, y recuerdo el tacto de su piel desnuda. Me duele recordar esto, giro mi cabeza para no verla mas. Al otro lado esta Nancy, su increible suavidad, su culo perfecto y su sonrisa de anuncio de dentífrico. El lugar es el mismo pero cambia la mujer. A ella no le gustaban demasiado los abrazos, y solo se te acercaba para follar. Era un "tómame ahora mismo" o nada. Me levanto perezoso de entre los dos fantasmas de mis terribles musas perdidas, para no despertarlas paso de puntillas entre sus hermosos cuerpos desnudos. Me miro a mi mismo y me doy cuenta de la enorme suerte que tengo siempre con las mujeres. Soy el tio mas feo y desagradable que conozco, con una holgada diferencia, sin embargo siempre estoy rodeado de mujeres espectaculares, como tambien son espectaculares las hostias que por su culpa me doy, es lógico. A mayor gloria, mas sufrimiento.
Llego al borde de la balsa, mantengo el equilibrio, el agua está helada y turbia como sólo puede estar en un lago de montaña. Cierro mi neopreno y miro al frente, la veo a ella paseando por la orilla, se que no me espera a mi en absoluto pero tampoco tengo otro lugar al que dirijirme. No me lo pienso más, cuando me vengo a dar cuenta estoy ya por el aire y acto seguido ya me encuentro bajo el agua. Me dejo deslizar un rato, cuando pierdo velocidad, doy la primera brazada y estoy en la superficie. Nadar es para mi como un amigo cabrón, que te ha jodido mucho pero al que siempre recurres. Avanzo estirandome todo lo que puedo, sintiendo como me deslizo por encima del agua, forzando al agua fria a colarse debajo del traje, es un engorro el neopreno, no me deja sentir lo que me rodea, pero sin el no seria posible meterse al lago hoy. Reconozco las sensaciones, el sonido, el frio, la soledad, las imagenes distorsionadas al frente. Nadar es poesía, nada que ver con el resto de deportes, es la soledad pura, es vivir el presente y no tener nada mas que la proxima bocanada de aire en mente. Como me pasa siempre, me encierro en una situacion paradójica, de la que no puedo escapar por mis propios medios. Este es mi particular bucle de Boyd, en el que me persigo a mi mismo, y donde yo soy mi unico enemigo. Floto entre dos aguas, me hundo lentamente y me parece cojonudo...

Caricias que hielan el alma

jueves, 27 de noviembre de 2008


Que coño, todo el mundo sabe que nada me duele. Tengo la puta espalda marcada de latigazos que cruzan mi carne como un sinuoso mapa de todos y cada uno de mis pecados inconfesos y aún me sobra espacio para recibir más. El desviado que siempre esta dispuesto a ver con cara de imbécil cómo la vida se abre de piernas para otros mientras se rie de mi y me da la espalda. Para algunos el tren pasa de largo, para mi, no es suficiente, por lo general a mi el jodido tren me arrolla, me despedaza, esparce mis trozos y acabo comido por los perros y los conejos blancos que se disputan lo que de mí sacan entre las vias. Venga joder, esto es lo mejor que sabeis hacer? No hay nada mas que tirarme? Las musas se miran entre ellas y se rien, saben que estoy perdido, pero les hace tanta gracia el puto pirado en su montaña, en su cabaña hecha de sujetadores y mierda humana. Me tienen atado y desnudo, se divierten haciendo cortes en mi piel y yo las animo, me encanta que hagan eso, disfruto mas que ellas y eso las excita muchisimo. El problema es cuando entran en mi pecho, agarran mi corazon entre sus dedos y me hacen gritar. Me hacen suplicar y les digo entre alaridos, que aun puedo aprender, que me dejen en paz, que tengo algo que ofrecer. Cuando acaban y se marchan, no soy mas que un bulto tirado en la nieve, congelado hasta el alma y que sin embargo aun se mueve.
Cada noche justo antes de dormirme, pienso en la muerte, y en voz alta digo "joder!" me aterroriza, no la muerte en si misma, no es el sufrimiento y el dolor del trance, sino el hecho de permanecer muerto, de no ser nunca mas. Vaya estupidez no? Sólo en contadas ocasiones duermo tranquilo y del tirón toda la noche, últimamente pocas la verdad. Se donde puede desembocar esto, al fin y al cabo por mucho que me joda, siempre me enfrento a mis miedos. Vosotros lo sabeis verdad? Pero hoy no, hoy estoy demasiado cansado y me duele mucho el corazón de reserva como para tomarme en serio. Únicamente quiero acostarme en pelotas en mi rincon de la cama, sólo en esta puta montaña que me devora entre su nieve y su hielo con su enormidad amenazante, decir "joder!" un par de veces y dormir el sueño de los justos, o de los cabrones, o de los cínicos, o de los muertos da igual. Sólo soy un puñado de fotos de mierda, unas pocas palabras inconexas y un pirado sentado de madrugada escribiendo sin saber quien coño leerá mis estupideces, enamorado de unos ojos de mujer de color maldito y rodeado de fantasmas. Botellas arrojadas en el mar con un mensaje dentro, nunca sabes quien va a encontrarlas si es que alguna vez las encuentra alguien. Demasiado tarde aprendí que el fin del mensaje de la botella no era ser encontrado...

Cuando deje de cantar, enterradme

lunes, 24 de noviembre de 2008


Pensábais que ya no tenia nada más que escribir por hoy verdad? Yo también pensé que estaba agotado emocionalmente, que mi cabeza estaba ya gastada, marchita y que estaria un par de dias alejado de mis palabras malditas y mis lapices llenos de dibujos nonatos. Eso pensaba yo cuando me sorprendí a mi mismo conduciendo por las sinuosas carreteras de mi montaña, en una alocada y veloz huida. No tenia muy claro de que, pero el caso es que huía. Atrás quedaban curvas que gritaban mi nombre con la aguda y chirriante voz de sirenas carnívoras ansiosas por pillar un trozo de la carne que llevo colgada de los huesos. Huyo de las situaciones incómodas que me toca vivir a veces, de mi cama vacia siempre, y esta vez, huyo de la noche que me persigue implacable y se cierne sobre mi. Se que es una carrera perdida de antemano, pero ya no se trata de escapar, se trata de resistir, de no darlo todo por perdido y acurrucarme como seria razonable. Hago todo lo que puedo, hasta que me veo sumido por la oscuridad. Con ella llega la niebla, escucho gritos a mi alrededor, pero eso es imposible, voy a mas de 140 y no hay nada en la jodida montaña mas rápido y peligroso que yo ahora mismo. Luego pienso que los gritos son dentro del coche, me doy cuenta de que soy yo el que grita como un maldito loco encerrado sin su medicación. Cierro la boca, pero aun siguen los gritos, esta vez dentro de mi cabeza, la enfermedad esta en mi mismo, en mi sangre, y no se cura con los años, no se mitigan los efectos con la edad, ni tan solo aprendes a vivir con ella, sencillamente cada vez estoy mas enfermo. Veo ante mi, surgir de entre la niebla un terrible cielo en llamas, literalmente devora y consume todo lo que toca, dejando tras de si devastacion y tierra quemada por todo legado. Yo me rio a carcajadas, las lagrimas corren libres por mi rostro y piso a fondo. Ingravidez, vacío, aire a mi alrededor cargado de perfume a coño y chicles de fresa. Lo atravieso por completo, salgo por el otro lado, apenas si puedo mirar por el retrovisor pues su fulgor aun me puede deslumbrar, mi piel está negra y humeante, quemada y ya no tengo casi voz, pero ni de coña pienso dejar de cantar. Me ha costado demasiado aprenderme la puta letra para callarme ahora.
"Anem al llit, a fer lo de l'altra nit..." resuena en mi cabeza, con una dulce voz de mujer con cuerpo de niña que intenta calentar lo poco que aun no se ha congelado de mi alma...

Coleccionista de besos


Estoy tirado en medio de la calle, entre el barro y la basura. Me hice una alas con todas mis esperanzas y algún trozo de piel que me sobraba, pero al final no sirvieron de gran cosa, no aguantaron suficiente y ahora me veo golpeado y desnudo en un asqueroso callejón... Y una mierda!! Todo era un sueño. El perro fantasma me despierta de la manera en que sólo un perro fantasma sabe hacer. Se orina ectoplásmicamente en mi puta cara y se me queda mirando con una media sonrisa dibujada en sus belfos perrunos. "lo has vuelto a hacer verdad?" Parece preguntar, yo por toda respuesta miro en derredor mío. No tienes pruebas de nada esta vez cabrón. Intento reunir mi ropa, el sol entra por la ventana y me calienta un poco, no lo suficiente tal vez pero calienta. Me pongo los pantalones, recupero un calcetín, dentro de una de mis zapatillas encuentro un poquito de mi felicidad que se cayó ahí dentro anoche mientras follaba. Hoy me escuece la polla, y un poquito el corazón. "Si pica es que se esta curando" eso decía mi madre, que ademas de una santa, es una mujer muy sensata. Me río un poco, no tengo demasiados motivos para alegrarme, pero no tengo ninguno para estar triste. Recuerdo haber besado, miles de veces, cientos de bocas. Algunas apasionadas y llenas de ilusión, otras de manera rutinaria tras haber vivido demasiado cerca de mi, unas pocas, tristes, recordando los viejos tiempos en que todo era mejor. Lo normal solía ser que entre el primer tipo de besos y los últimos, transcurrieran por lo menos un par de años. Hoy no puedo dejar de sonreír, está muy claro que cada vez estoy más afinado, sólo me lleva 48 horas el proceso completo. Me he vuelto un jodido maestro en perder cosas que ni siquiera me pertenecieron jamas. Ahora bailo un poquito al son de mi autocracia, solo tengo una zapatilla y los pantalones. El móvil no deja de sonar con mensajes que se perderán en la zona más confusa y difuminada de mi memoria, esa que reservo a los nombres que nunca recuerdo. Salgo al balcón de mi principado sin camisa, el sol me ciega y aún así, noto el corte del frío sobre mi piel. Dejo los ojos cerrados un poquito mas y cuando los abro no recuerdo nada. No hay sabor de besos en mi boca, ni perfume de mujer, ni equívocos, no existe lugar para el dolor, no hay palabras duras que jamas quisiste decir y sé a ciencia cierta que sólo sigo adelante para estos momentos, que atesoro y conservo para siempre. No recuerdo que hago en el balcón, detrás mio el perro fantasma mueve su rabo astral y me mira con cara de idiota mientras esconde algo. Tengo un móvil en la mano, creo que voy a llamar a mi madre...

Love & Guts

lunes, 17 de noviembre de 2008


Hay una gitana sentada delante de su mesa, le doy una moneda y tiendo mi mano con la palma hacia arriba. La estudia brevemente y muda el gesto. Su cara lo dice todo, me espero lo que sucede a continuación. Con la mirada extraviada, me devuelve dos monedas y me pide que me vaya. Conocí a un tipo que después de leer Corto Maltés se cortó la palma de la mano con una navaja, murió de una sobredosis cuando estaba en el instituto. Ciertas cosas no las puedes cambiar por muchos huevos que le eches. Siempre llueve en mi montaña salgo fuera, y me empapo enseguida. Avanzo a lo largo de una carretera desierta en mitad de la noche y oigo un sonido a través del estruendo de la lluvia. Me quedo pasmado, un caballo enorme surge de la oscuridad y cruza delante de mis narices, terrorífico como solo puede serlo un caballo en la noche. Lo escucho perderse al otro lado de la calle, y hasta mi llega un sonido pesado, húmedo. Me acerco y lo veo tumbado en la carretera, resopla agitadamente e intenta levantarse con los ojos desorbitados y las patas rotas. Ahora graniza y entre los golpes que siento en la espalda le acaricio el hocico húmedo susurrando frases tranquilizadoras. Cuando se relaja un poco, le aplasto la cabeza con una piedra esparciendo trozos ensangrentados por el suelo. Hoy estoy de mala hostia, te ofrezco lo que me gustaria para mi mismo en tu situación imbécil, este es mi regalo tanto si lo quieres como si no.
Estoy sentado a la barra de un bar al lado de un viejo pastor, nos atienden dos angeles mudos, uno de ellos tiene las alas tatuadas a la espalda, el otro las tiene atadas. Aún mis manos ensangrentadas gotean sobre el suelo y las intento esconder. Mi vaso esta manchado y resbaladizo, me da la impresion de que todos me miran. Bebo mis copas y al rato ya no me importa demasiado quien me ve, tampoco se bien si la sangre que mancha mis manos es mia o de otro. Hoy no hay conejos blancos a la vista, asi que debo de estar mejorando. Tambaleante me acerco al rio donde lavo mis manos con el agua helada, me acurruco al frio, entre las piedras y me duermo. Caigo, mi sueño esta plagado de ti, de regresar a casa algun día, de conversaciones circulares, de animales moribundos, de duchas calientes en compañia que dejan el alma helada y como no, de peleas y golpes. Me despierta el pastor, aun quedan horas para que amanezca, aunque en esta montaña nunca es de dia del todo y me dice "vine amb mi", sigo al pastor (que apropiado) y me lleva hasta mi coche. Cuando arranco, vuelvo a tener mil imagenes en la cabeza, ese tipo de imagenes que no te dejan dormir, y que prefieres no tenerte rondando cuando vas armado con pinceles y lápices. Veo por el retrovisor el fantasma de mi caballo, que me sigue y observa continuamente, es tarde para dar explicaciones ya. Sabes? Se lo que soy, siempre lo he tenido claro, no puedo arrepentirme de mi naturaleza, aunque me ha hecho perderlo todo cien veces. No tengo mucho que perder en este momento, soy un vagabundo, un zombie que vive con un corazon que late con tiempo prestado, soy la maldita piedra en medio de la carretera que ves demasiado tarde y que te va a hacer volcar. Continúa mi viaje absurdo, rodeado de fantasmas y cadáveres, ahora toca ser feliz otra vez. Las bajadas y las subidas se suceden sin control, cada vez con mayor frecuencia, ya no le sigo el ritmo a mis propias emociones desbocadas. El control es siempre una ilusion...

Luces distantes

jueves, 13 de noviembre de 2008


Es el momento de abandonar la esperanza? Cuando te tienes que dejar arrastrar por la corriente mar adentro? Existe algún momento adecuado para cerrar los ojos y dejarte ir cuando estas tirado en la nieve? Por un momento, pensé que volaba, que con mis dedos alcanzaba las nubes que siempre quise ver de cerca... Cual es la diferencia entre volar y una caida? La forma en que aterrizas según veo. Creo que alguna vez estuve enamorado, y no me gusta nada. Me pierdo, de repente estoy en paz conmigo mismo, y como un jodido mono que tiene los plátanos asegurados, me siento a engordar y a pelarmela ocioso. Dejo de caerme bien, y cuando eso sucede, hace tiempo que no me cae bien nadie en absoluto. Ahora estoy una vez mas en el mar, donde nací, un mar de verdad que te jode si no estas atento. Cada vez que subo con las olas puedo ver, a lo lejos, luces que parpadean. Es como mi particular cielo estrellado, parece que esta ahí mismo, que lo puedo agarrar sin mas, pero estoy equivocado. Sólo son luces distantes que parpadean sin calor alguno, y mientras yo las miro embelesado, ya he empezado a congelarme. Ahora la ola pasa dejándome rodeado de inmensas cumbres líquidas oscuras y amenazadoras, pero sigo sin miedo. No tengo miedo porque creo que en algun momento, ella me moverá y despertaré en la cama a su lado, con su respiracion tranquilizadora en mi oido, con su olor de mujer desnuda recién follada y su piel para abrigarme. Espero sin miedo y mientras me congelo...

Leo

lunes, 10 de noviembre de 2008


Recuerdas cuando nos inventábamos lo que fuera para desayunar en la cantina cada dia? Mentíamos, robábamos, fiábamos y extorsionábamos. Al final, un bocadillo para cada uno, o medio si la cosa habia salido un poco torcida, o las peores, pasar hambre... pero juntos. Recuerdas el puto internado? Si uno se tropezaba, el otro tenia que estar alli, comiendo la misma mierda, y pasando hambre tambien juntos, por culpa de la puta rusa que nos robaba la comida en el piso. Recuerdas cuando boxeabamos en el gimnasio del mismo internado? Yo si, porque me la jugaba, tu no sabes dar medias hostias cabrón, si me pillabas me dormias. También recuerdo perfectamente lo peor que me has dicho jamás. "Isra esto no me lo vuelvas a hacer" nada que dijeras podria haberme hecho más daño, sobre todo porque tenias razones. Estoy donde estoy ahora mismo gracias a ti, en parte me has enseñado a ser mas libre, en parte me has hecho mas cabron. "Escuche compadre, le voy a decir una webonada oyó? Cuando uno tiene real no le faltan culos y todos quieren estar contigo, pero los panas están para cuando uno está jodío. Ahí es donde se ve quien está de verdad." Estas jodido? Aquí estoy yo, aunque eso ya lo sabes. Vente a la montaña,beberemos hasta caer redondos, nos pelearemos con cualquiera lo bastante idiota como para ponerse a tiro y lloraremos juntos si es que se trata de llorar esta vez. Como lo ve compadre? Tiene chance?
Desde mi montaña, reconozco a mi par, me inclino ante ti...

respira cabrón

domingo, 9 de noviembre de 2008


Espero sentado en un bar con la camara colgada a un lado, no como los guiris que fotografian obras de arte muertas hace siglos que se la cuelgan del cuello, sino como alguien que podria perfectamente fotografiar lo que no debe y verse obligado a salir corriendo en cualquier momento, un sencillo "Eh tú!!" es todo el pistoletazo de salida que necesito. No se que espero la verdad, pero no es tan mal plan cuando no sabes que hacer. Hay adornos de murcielagos y calabazas en las paredes, remanentes tristes y olvidados de un halloween reciente. La camarera es búlgara, me conoce y le hace gracia hablar conmigo, esta sentada al otro lado de la barra escuchando mis tonterias. Su hermana pequeña hace un rato se me acerco para preguntar como me llamo. Nunca se que hacer en estos casos, le digo mi nombre y me quedo con cara de pez mirandola. Entra un tipo, es amor a primera vista, me encanta. Debe de rondar los cincuenta años, piel curtida, sucio y harapiento, viste una chaqueta militar raída, zapatillas deportivas viejas y tejanos de hace mil años. Cubre su melena con una gorra roja y luce una espléndida y sucísima barba, enorme y canosa por partes, que le oculta un enorme bocio. De mayor siempre quise ser como el. Se sienta a mi lado como no podia ser de otro modo y se apresura a contarme su vida. Tiene una voz cascada y ronca, del color de la tierra seca al mediodia. Me cuenta en su mezcla de catalán y portugués que no tiene dinero, que en el pasado gastaba dinero a espuertas, que las mujeres lo seguian y conducia coches caros. Todo salio mal, antes gastaba millones al mes, ahora vive en la montaña. No tiene mas familia que un hermano que cuando se acuerda le manda algo, no posee cuenta en banco alguno y no se preocupa mas que de lo que va a hacer para conseguir la proxima comida. Estoy con el casi una hora, resulta curioso, pero despues de esta conversacion noto que algo ha cambiado. Es a lo que te arriesgas cuando escuchas a la gente no? Me pone de mala leche pensar en eso. Hace frio, y mis tejanos no ofrecen gran abrigo frente a los tres grados bajo cero que hacen hoy. Abrocho mi chaqueta militar, me ciño la gorra y salgo a la noche. Miro al cielo donde lucen nitidamente las estrellas, respiro profundamente tres veces y soy feliz...

La noche de los perros

sábado, 1 de noviembre de 2008


Es de noche y estoy tumbado en mi montaña otra vez, como siempre. Tumbado al aire libre, la noche clara sobre mi por toda proteccion. Una amiga dice que a 0º no hace ni frio ni calor, asi que ahora que estoy a 3º supongo que debe de hacer calor. Sobre mi se distingue claramente el cinturon de Orión, tiene gracia que sea precisamente esa la única constelacion que soy capaz de reconocer. Por que? Orión nació de los meados de los dioses, y era un cazador maníaco con una meta imposible. Me cae bien el tipo. Pensamientos demasiados elevados para mi se quieren abrir paso en mi cabeza, descuido mi lugar, lo que soy en realidad. Soy un animal, un perro con casi toda probabilidad. Un perro callejero, sin raza reconocible, vagabundo y un poco tiñoso. El tipo de perro buscavidas que siempre se las arregla para robar un pedazo de carne, lograr unas caricias y, a veces, alguna patadada que otra. Siempre fui demasiado salvaje para quedarme encerrado mansamente entre los barrotes de una sola cama, demasiado imbécil para saber cuando estaba yendo demasiado lejos, demasiado listo para quedarme quieto sin mas. Me gusta mi vida vagabunda y libre, aún no se lo que es llevar bozal, y la correa siempre me queda pequeña. Animales somos, por el mundo vagamos, comemos, peleamos y follamos cuando podemos, y apenas somos capaces de recordar cuantos ni cuales de nosotros quedan en el camino, atropellados en la carretera de la vida, donde los coches nunca frenan. Me estoy helando, no hay alcohol esta noche, ninguna mujer me espera en la cama, asi que no tengo prisa por volver. Mi vida cada vez se simplifica más, de lo que no dejo de alegrarme, me preocupa mi próxima comida, y a veces la próxima víctima de mis sábanas manchadas de lágrimas. Soy un perro, no tengo preocupaciones, no quiero ser por más tiempo un ser humano, lo probé un tiempo y es una mierda, sufres y vives en una continua frustracion, a mi alrededor se derraman rios de lágrimas, y sin embargo no existe ya un ápice de piedad en mi forma de actuar, me convierto en un enorme camión de carne, una apisonadora, un jodido quitanieves de echar polvos y apartar personas. No entiendo de lágrimas, celos, castigos y celdas. Si yo tuviera un alma, te la prestaba a ti, porque a mi me sobra el lastre. Si tuviera ojos para ver amanecer, los cerraria porque no existe nada digno de ver salvo las estrellas a veces. Si hubiera tenido un centimetro de piel sin cicatrices, lo devoraría para dejar al aire mi esqueleto de perro loco y enfermo, pero libre. Si eres un perro puedes lamerte en público, y todos se muestran inclinados a entender que de vez en cuando te mees en su alfombra. No me busques si no es con un buen filete crudo en la mano, a dia de hoy no me interesa nada mas...