Ginecólogos, langostas y conejos huidizos

jueves, 7 de agosto de 2008


"Que personaje histórico se preocupó por si sufren las langostas cuando las cuecen?" Con esta frase me recibe un concurso de televisión nada mas encenderla... Tiene cojones. Apago, después de tres días esa sola frase me ha saturado de televisión por otros tres.
Sigo al conejo blanco una vez mas, me lleva a Valencia, me da de hostias y se ríe en mi puta cara mientras luces de colores bailan dentro de mi cabeza. Esta vez ha sido el conejo blanco, de eso estoy seguro porque lo vi perfectamente antes de sumirme en la inconsciencia etílica que me arropa en el cálido olvido de la pegajosa noche valenciana de agosto. Empiezas a vivir siguiendo al conejo (blanco, amarillo, negro, marrón, no importa, un conejo que huye es un conejo que huye) y al cabo lo atrapas, solo para no recordar para que cojones lo perseguías y como no sabes que hacer con el lo dejas en libertad para poder perseguirlo de nuevo. Medio dormido y con resaca acabo en un ginecólogo acompañando a alguien (a una alguien claro). Esto resulta demasiado para mi, en mi estado natural nunca me hubiera dejado arrastrar a este sitio, es una maldita trampa, vienen a por mi!!! Me pongo muy nervioso y soy incapaz de articular sonidos legibles. Dos señoras me miran con franca curiosidad, el sudor empapa mi cara a pesar del aire acondicionado, y mis manos tiemblan en busca de mi fiel cuaderno de dibujo en el que desaparecer. Como un yonky sin dosis suficiente, pongo música en el reproductor a todo el volumen que da y me lanzo de cabeza a dibujar. Demasiados estrógenos en el ambiente. Una puerta se abre, sale el ginecólogo, cruzamos miradas, comprensión instantánea, sabe de que va esto, también presiente el peligro... Espero una señal suya, algún gesto para huir, salvar la vida corriendo hacia la salida gritando "no nos pillareis vivos malditas arpías intrauterinas!!!" Suspira y se rinde...
-Siguiente - Dice, es demasiado tarde para el, ya lo han atrapado. Se que voy mal, pero el que va jodido de verdad es el médico. Es una gran idea, eres joven y estudias Ginecología, veras tías en pelotas y de paso tienes la posibilidad de autorecetarte toda clase de prácticas y divertidas drogas de manera legal. Después de algunos años, las hormonas femeninas del ambiente laboral te han acabado por volver loco, solo te recetas tranquilizantes y tu vida es un puto infierno que solo acabaría saltando desde un décimo. Como ya no tienes voluntad para eso, vas por ahí como un zombi flipado, con la vista perdida y una sonrisa idiota dibujada en la cara. Demasiados coños delante de tu cara y muy pocos conejos que huyen para poderlos perseguir a gusto. Alguien me toca el hombro, yo doy un salto tirando el cuaderno y grito:
-APARTA TUS GARRAS DE MI, NO SOY IMPORTANTE, LLÉVATELO A ÉL!!!!- Silencio sepulcral, mi amiga ha acabado, y las viejas momias, el doctor una mujer joven con su hija, todos me miran... Cuando salgo la niña me señala y entre risitas le dice a su madre algo del "señor gracioso", le doy una colleja al pasar a su lado. Venganza, dulce venganza... Teneis mi cuerpo brujas, pero mi puta alma es libre, ahora solo tengo que encontrarla y comérmela otra vez...

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